Parafraseando a Publio Terencio Africano diré que: Soy hombre y por lo tanto nada de lo humano y de todo ser viviente que viva en la tierra y en el universo me es indiferente y ajeno a mi vida.
Como dijo Anaxágoras: Todo tiene que ver con todo.








martes, 7 de febrero de 2012

SILOÉ…. UNA FUENTE DE VIDA Y AMISTAD EN FLORES….


Narra Juan en su Evangelio:
 “Dicho esto, (Jesús) escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? Unos decían: El es; y otros: A él se parece. El decía: Yo soy. Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista. Entonces le dijeron: ¿Dónde está él? El dijo: No sé. Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Y era día de reposo* cuando Jesús había hecho el lodo, y le había abierto los ojos” Juan 9; 6-14  


 
Al llegar a Buenos Aires en el año 1980, uno de los primeros sitios que conocí fue Siloé.
¿De qué se trataba? Siloé era una Pinturería situada en la calle Pedernera 53, en el barrio de Flores, al costado de la Basílica que lleva el nombre de San José de Flores.

Pero, en lo personal,  Pinturerías Siloé, “la fuente del  color” comenzó a ser un hermoso sitio de encuentro. Atendida por sus dueños, Jorge y Oscar (cuñados entre sí) cada vez que uno entraba encontraba  una sonrisa, una silla para sentarse y unos oídos para escuchar.

Entre envases de pinturas, escaleras y pinceles iba pasando a vida por ese lugar lleno de color, de esperanza y de alegría. Intercambio de noticias, algún cuento risueño, anécdotas y aquellas confesiones que nos ayudaban a descargar los pesos que agobiaban la vida eran los elementos que confluían en ese sitio.
Algunos sábados al mes, al mediodía, era una cita estar ahí y saborear juntos unas ricas pizzas, matizando ese momento de comunión con la palabra, con las cosas que pasaban por nuestras vidas. Era llenar el cuerpo, pero esencialmente recargar el espíritu  con el entusiasmo, la esperanza y la fe.

Oscar, Jorge, Lydia, Andrea, Valeria, Chichita, Jorge D., Valeria y Diego.
Por marzo del año 85, una de las últimas veces que pase por Pinturerías Siloé, me encontré con  Oscar Goapper, misionero de la Consolata.   Estuvimos charlando esa mañana sobre nuestras vidas, el tiempo diría fue el último encuentro con él. Él siguió para su misión en África, donde falleció (en este mismo blog hay parte de su historia). Oscar cumplió ese texto evangélico que dice que el grano de trigo cae en tierra, muere y da sus frutos.

Como dice el Evangelio, Siloé era una fuente donde uno reposaba para luego ser enviado con la energía para estar y compartir con la gente. Además de Jorge y Oscar, muchas veces compartían ese espacio Lydia, esposa de Jorge, y sus hijas Andrea y Valeria; también Alicia, esposa de Oscar y los suegros de ambos. También disfrutaban de ese lugar, otros tantos amigos y amigas que se iban agregando al entramado de esa red llamada amistad.
Oscar, José Luis, Armando y Sergio (de barba)

En estos años de vida nunca olvide a las personas que me brindaron su afecto, su cariño y  me dieron fuerzas en los momentos de caída. Cada persona y cada espacio tienen un significado, soy un agradecido de los amigos y compañeros que la vida me fue poniendo a cada paso. De cada uno y cada una he aprendido algo. La amistad, la aceptación, la fraternidad, la comunión fueron elementos que aprendí de ese pozo Siloé, en el medio de un barrio que es parte de mi vida, como lo fue el querido barrio de Flores.

Pinturerías Siloé no está físicamente, pero la amistad perdura…nada es en vano, el agua que llega a la fuente sigue corriendo para que sigamos confraternizando y apostando a la vida.

Después de veintidós años nos hemos reencontrado con Lydia y Jorge, ellos son abuelos de varios nietos…la amistad sigue.
SIMPLEMENTE GRACIAS….
(Gentileza Jorge)

Nota: Algo más del pozo histórico de Siloé:
Ezequías (729-686 AC) fue un gobernante del reino de Judá que inició una serie de reformas religiosas, probablemente después de la muerte de su padre en 715 AC. Estableció una fiscalización sobre regiones de Filistea, fortaleció el sistema de defensa nacional, y fomentó el comercio y la agricultura al construir almacenes y apriscos para los ganados (2 Rey. 18:8; 2 Crón. 32:28, 29).
Una notable realización técnica de su reinado fue la excavación de un túnel (a través de la roca) de 533 m. de longitud desde el manantial de Gihón en el valle del Cedrón hasta un estanque más bajo (el estanque de Siloé - Juan 9:7) dentro de la ciudad de Jerusalén (2 Crón. 32:4, 30; 2 Rey. 20:20). El túnel fue llamado Siloé, que significa "enviado" o "conducido".
De esa manera le aseguró a Jerusalén una provisión continua de agua. Aún ahora, después de más de 2.500 años, las aguas de Gihón fluyen por este túnel hasta el estanque de Siloé.



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