Parafraseando a Publio Terencio Africano diré que: Soy hombre y por lo tanto nada de lo humano y de todo ser viviente que viva en la tierra y en el universo me es indiferente y ajeno a mi vida.
Como dijo Anaxágoras: Todo tiene que ver con todo.








martes, 18 de septiembre de 2012

Víctor Pepe Godino, biblista y amigo



PALABRA Y VIDA

EN MEMORIA DE VÍCTOR “PEPE” GODINO

Pepe bautizando a uno de nuestro hijos

Hace dos años nuestro querido amigo, Pepe Godino, comenzaba a transitar el camino de la Pascua. Un abrazo definitivo con el Padre Dios al que tanto tiempo y esfuerzo le dedicó en su prolífica vida como ser humano, como amigo, como sacerdote, como biblista, como pastor y como esposo en sus últimos y generosos años.

Conocimos a Pepe en los 80 cuando era profesor de Biblia en el Seminario Catequístico de la Diócesis de Quilmes. Afable, cariñoso, un hombre de tierra adentro, un gringo que se hacía querer. Compartía el nuevo material que iba surgiendo y que era necesario para comprender la Palabra de Dios, y no solamente entenderla, sino también para amarla profundamente.

Tuvimos varios encuentros en todos estos años, siempre uno habría querido tener más posibilidades de poder dialogar con personas como la que trasuntaba  nuestro querido Pepe. Tenía una pregunta que decía y quedaba picando (usando un término futbolístico) en el aire para que los interlocutores pudiéramos pensar y elucubrar respuestas para la polémica y el crecimiento. Decía Pepe: “Jesús: ¿era Hijo de Dios ó vivía cómo Hijo de Dios?”.

Sus libros PALABRA Y VIDA, que diría -sin ser irrespetuoso- son sus hijos, fueron dando respuesta en sus más de cuarenta ediciones a esa pregunta.
En el primer número aparecido el 27 de abril del año 1981 decía en su presentación: “Y cómo la multiplicación de los panes, creímos escuchar las palabas del Señor: “Denles de comer ustedes” (Mt 14,16). Pues bien, PALABRA Y VIDA quiere ser nuestra respuesta, tan modesta como aquellos pocos panes y pescados, pero que esperamos fructuosa por la bendición del Señor”. Y en la misma introducción plantea el esquema que tendría dicha publicación y culmina con la bendición escrita en el libro de Números (a continuación la hoja de dicha revista).




Visitó varias veces nuestra casa, compartió el bautismo de uno de nuestros hijos, cesanteado del Seminario Catequístico de Quilmes, siguió escribiendo y realizando charlas y encuentros entorno a la Palabra de Dios. De lectura y estudio comprometido prosiguió con sus investigaciones. Pero el círculo en algún momento se empezó a cerrar. Es el profundo dolor que causa la iglesia institución hacia aquellos que han dado su vida y ejemplo viviendo el Evangelio, además de permitirse pensar y difundir ese pensamiento.

Sin embargo fue fiel en todo momento. Esperó las dispensas. Se unió en matrimonio con su compañera Marina Rubino. Siguieron compartiendo la palabra con los grupos de diversos lugares que no tienen prejuicios ni se atan a normas impuestas, sino que actúan con la libertad que da el Espíritu de Dios.

Agradezco que viniera a compartir nuestros 25 años de matrimonio. Sería la última vez que estuvimos juntos. Tuvimos alguna charla telefónica. En su querida Córdoba se descompuso y comenzó a transitar ese camino de encuentro con Dios.

Nos queda el dolor de la pérdida humana, del amigo que querríamos tener a nuestro lado y compartir el mate y la palabra. Sabemos que  tenemos un hermano que nos acompaña en el camino de la vida.

Quiero recordar, según me comento Marina, que estaba leyendo el libro de André Wénin “No solo de pan. El deseo en la Biblia: de la violencia a la alianza”, (Ed. Sígueme, Salamanca, 2009) y por eso quiero hacer esta oración en su memoria:

Restaurar la celebración el hambre.
Fraternidad con los que tienen hambre.
Sus cuerpos son el pan de Jesucristo.
Cristo sufre su hambre.
Que la mesa sea simple y modesta.
En compañía de los que
tienen hambre.
Felices los hambrientos.
Ello saben que la vida es un don.
Ellos oran por el Reino.
Ellos serán saciados…

del Pastor Ruben Alves -en Palabra y Vida, n° 43-


GRACIAS QUERIDO PEPE, porque la PALABRA de DIOS se hizo carne en tu vida y la compartiste con los demás para que pudiéramos seguir generando vida.

Tapa del primer número de Palabra y Vida