Parafraseando a Publio Terencio Africano diré que: Soy hombre y por lo tanto nada de lo humano y de todo ser viviente que viva en la tierra y en el universo me es indiferente y ajeno a mi vida.
Como dijo Anaxágoras: Todo tiene que ver con todo.








martes, 24 de enero de 2012

NO NOS OLVIDEMOS DE JOSÉ LUIS CABEZAS 1997-2012


NO SE OLVIDEN DE JOSÉ LUIS CABEZAS
1997-2012


Introducción:
En el año 1998 se cumplieron 50 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, solicité por carta (en su momento será publicada en mi blog) a las autoridades del  Instituto Santa Cruz, que se hiciera una muestra en conjunto de los tres niveles (jardín, Primaria y Secundaria) sobre el tema.  Aceptada la misma –única vez que se realizó en forma simultánea en los tres niveles- uno de los trabajos fue recordar a José Luis Cabezas, asesinado el 25 de enero de 1997 en Pinamar. Esta carta que escribí estaba al lado de esas fotos, hoy cuando se cumplen 15 años de su brutal asesinato y todos los asesinos están libres o con  prisión domiciliaria queremos recordarlo y pedir a la JUSTICIA ARGENTINA que haga justamente lo que tiene que hacer: JUSTICIA.

12 de octubre de 1998.
Querido José Luis:
En el amanecer del  25 de enero de 1997 estaba escuchando un programa radial cuando el noticiero daba cuenta que en un pozo de una ruta cercana a la localidad de Pinamar habían hallado un cadáver calcinado que seria de un periodista.
Aquella noticia, aparte del estupor que me causó y la congoja que me produjo, creo que fue  un punto de inflexión para muchos argentinos, una gota de aceite en la bisagra de la historia de algunos hombres, un volver a despertar la memoria ya adormecida, ya acostumbrada, ya……..
Luego se confirmaría que era tu cuerpo, el tuyo José Luis, y hablarán de tu profesión de reportero gráfico de la Revista  Noticias y de todo aquello que sirve para llenar páginas, espacios de televisión y radio, para mí lo úrico importante es que era vos y en tu persona se atacaba descaradamente a todos los habitantes de este pueblo.
A partir de ese momento la memoria se despertó, el  “NO SE OLVIDEN” no solamente fue un slogan sino que se transformó en un motivo de lucha, de comenzar a recuperar la dignidad avasallada, de empezar  a escarbar (sin asco pero con firmeza) en la basura de la impunidad que da el poder, sacando pedazo a pedazo todas aquellas escorias que compran conciencias, silencian a los que pensamos distintos,  amenazan a los que queremos vivir en y para la libertad de todos.
José Luis sos el símbolo que reúne  a muchas injusticias: Walter Bulacio, Miguel Bru, Pablo Guardatti,  Sebastián Bordón, el solado Carrasco, María Soledad Morales, las jóvenes de Cipolletti y una lista casi interminable  de – en su mayoría- jóvenes que fueron perdiendo el don precioso de la vida en manos de los sicarios y mafiosos que se ocultan y trabajan en las sombras porque le temen a la verdad y a la justicia.
José Luis fuiste fotografiando muchas realidades, algunas cercanas a una Argentina que usa “máscaras” para ocultar “algo” que no quieren se  vea,  ahora te  ofrecemos en este stand fotos que de seguir entre nosotros no dudo que tu Nikon-F4 habría retratado, son fotos de rostros que en el hambre y en el dolor, en el sufrimiento piden que nadie se olvide que en todo hombre vive algo inviolable: su dignidad de ser humano.
No nos olvidaremos de vos y todos  lo demás. Seremos memoria viva de generación en generación.
Un abrazo, con afecto, Sergio.

ACLARANDO:
·         En los buscadores de internet podemos encontrar poniendo el nombre de las personas aquí nombradas lo sucedido con sus vidas.
·         Si entran al portal de www.perfil.com van a encontrar dos capítulos en Word de un libro recientemente escrito que narra hechos posteriores al asesinato y que es bueno que conozcamos para que no nos sigan “robando” el futuro.
·         Stephen Hessel es el único redactor de la DDHH que sigue vivo y el año pasado escribió un magnífico texto llamado INDIGNATE, lo pueden  encontrar en http://sdalbessio.blogspot.com
·         Para mí el texto cobra relevancia cuando de diferentes ámbitos de poder se intenta descalificar,  silenciar o callar expresiones diferentes y voces críticas.

HISTORIAS DE (MI) VIDA....


EL ESPÍRITU SOPLA DÓNDE Y CUÁNDO QUIERE…..

El 23 de enero de 1980 era miércoles. El sofocante calor abrazaba esa mañana a una parte de la pampa gringa. El sol se había despertado muy temprano y su presencia no pasaba inadvertida. Eran un poco más de las 6 a.m. cuando partía de San Francisco rumbo a la Capital Federal.
Una despedida familiar. Mis padres, mi hermano y mis abuelos paternos era el séquito que entre abrazos, besos y lágrimas decían “adiós”, “hasta pronto” y “buen viaje”.
Una valija marrón (que todavía conservo) y un bolso verde eran los pocos elementos que me acompañaban. Luego con el tiempo se sumaría una caja de cartón que contenía libros, y que mi papá despacho  por “Transporte Barrado” llegando semanas después  al barrio de Pompeya.
El Renault 4 de color blanco sería el vehículo encargado de trasladarme. Conducido por el P. José Auletta, misionero de la Consolata y acompañado por José Luis Ponce de León y Rubén Horacio López, seminaristas de la misma congregación, quiénes serían de ahora en más mis nuevos compañeros en la aventura misionera.
No tengo recuerdo de comidas, bebidas, solamente el deseo de llegar a lo que sería mi nuevo hogar. Seguramente la charla, los mates, algunos sándwiches y alguna bebida refrescante fueron de la partida durante todo ese día. No lo recuerdo. Por delante sueños, un futuro, miedos, esperanzas, encuentros, alegrías, tristezas, todo aquello que puede tener alguien joven, con 17 años, recién terminado el secundario y caminando en un pos de una idea: ser misionero.
El país transitaba políticamente su cuarto año de dictadura, así que seguramente nos habrán detenido  varias veces para los controles de rutina a los que nos tenían sometidos los militares y las fuerzas policiales de la época. Todos éramos sospechosos. Más cuatro personas en un auto. Documentos, de dónde veníamos, que hacíamos, y adónde íbamos habrán sido las preguntas de rigor.
A la tardecita de ese día arribamos a la calle Fray Cayetano 368, en el porteño barrio de Flores. Ahí estuve esa noche y los siguientes días. Era tiempo de aclimatarse. Acostumbrarse a  ruidos, olores, personas y a “todo lo nuevo”.  Los nuevos compañeros de a poco comenzaron a llegar. Días después partimos hacia Miramar (Buenos Aires) para convivir casi 15 días en una escuela, realizando una labor de difusión misionera, además de conocernos entre nosotros.
Por primera vez conocí el mar. Esa vasta inmensidad de agua, sal, ruido permanente, oleaje y arena. Cada año me gusta volver a ver el mar, para experimentar esa primera sensación. La que nunca se olvida.
Escribir las crónicas en el momento de que una acontecimiento está sucediendo o bien escribirlas treinta y dos años después tiene sus diferencias. La primera vez pueden funcionar como un diario de viaje, años después ya van cargadas de reflexión que da la experiencia de vivir.
Cuando regresamos  nos dedicamos a la tarea de pintar la casa. Luego de la primera oración, Laudes, cada uno tenía un trabajo asignado. Lijar, y luego pintar las puertas y ventanas. El verde y el negro eran los colores que se deslizaban entre hierros y maderas. Otros se dedicaban a las compras y a cocinar. Algunos matizaban el trabajo con el estudio, porque debían algunos finales.
Seguramente era una rutina diaria. Para mí todo era nuevo. En cada lugar, en cada persona o cada espacio era descubrir algo no conocido y por conocer.  Al mediodía la Misa y luego el almuerzo. Por la tarde  una hora de siesta reparadora  y antes de continuar con las labores, rezábamos Vísperas. A la noche después de cenar se culminaba comunitariamente con la oración de Completas.
Charlar, dialogar y conocernos eran inquietudes  de los  jóvenes que nos encontrábamos convocados en ese mismo sitio.
Entre aquellos compañeros  estaban además de los mencionados en el viaje –José Luis y Rubén, se le sumarían Cristian Fernández Moores y Gustavo Marcías –porteños–,  Alejandro García –de La Plata–,  Juan José Olivares Rojas –sanjuanino–,  Roque –cordobés–, con el paso de los años también vendrían Roque Ferreira  –uruguayo de Tacuarembó–,  Raúl Aimar y Dante Passera  –ambos de San Francisco (Córdoba) –, Juan Carlos Viján y Ernesto –entrerrianos– , Ponciano Acosta –formoseño–, Armando L. –mendocino–.
El Seminario llevaba el nombre de “San Francisco Solano”, que fue misionero en el territorio que hoy ocupa la provincia de Chaco.  Entre los sacerdotes formadores  que dirigían y presidían la comunidad, estuvo en el primer año el P. Oscar José Goapper –santafecino–, luego fue acompañado por el Padre Nelson Borgogno –cordobés– (ambos fallecidos) y en mi último tiempo en esa comunidad, estaba dirigida por el Padre Luis Manco, italiano, quién  se encuentra en la actualidad en nuestro país realizando su labor misionera.
Este primer texto lo podemos denominar como “grandes pinceladas en el inicio de una nueva vida”. El motivo central es hacer memoria de su inicio, de los 32 años que pasaron desde aquel momento.
En próximas entregas iremos desgranando como fue la vida en ese lugar en los siguientes tres años. Actividades, amigos, anécdotas, la vida diaria, encuentros, alegrías y tristezas en la búsqueda cotidiana.
Simplemente entrar a un seminario o a una casa de formación no debe significar que uno tendrá que ser religioso o sacerdote. Es un período de discernimiento, de búsqueda y de tener la suficiente libertad para ser llevados por el Espíritu que sopla dónde y cuándo quiere.

lunes, 16 de enero de 2012

MAYOR EDUCACIÓN=MENOR INSEGURIDAD: UNA ECUACIÓN EXACTA

 Artículo escrito en 2007, estimo que sigue vigente la realidad que se describe. Dicho texto fue corrregido por el Profesor Pedro Luis Armano y publicado en su momento en el diario Pasos Magazine.


 
MAYOR EDUCACIÓN=MENOR INSEGURIDAD: UNA ECUACIÓN EXACTA


   Culmina un año escolar. Festejos. Cierre de ciclo. Exámenes. Vacaciones.
Diciembre de 2007 está marcado también por un cambio institucional: nueva presidenta, gabinete, intendentes, diputados, senadores y otros cargos son parte de este recambio institucional.
   Algunos son caras nuevas y muchas conocidas, ya que han hecho de la función pública su vocación y carrera. El slogan que todo ‘cambia’ a veces se trastoca y es igual a ‘nada cambia’, o sea todo sigue igual.
   En materia educativa, se registran algunos datos que alarman: en la provincia de Buenos Aires la deserción escolar alcanza al 130%; el presupuesto de educación y salud para 2008 -a nivel nacional- es inferior a la partida asignada a pagar los intereses de la deuda externa, en igual período. En la ciudad autónoma de Buenos Aires, existen partidas de dinero que no han llegado a las escuelas, por lo tanto los arreglos de infraestructura no se realizaron en su debido tiempo.
   Sumado a lo anterior, en los distritos donde se detecta un mayor índice de demanda de matrícula (zona sur), se multiplican las listas de espera para conseguir una vacante y en los de menor demanda (zona norte) las aulas están semivacías.
   La educación: ¿un derecho, un deber o un producto más de consumo? Es un derecho que tienen los ciudadanos de acceder a los diferentes niveles educativos y una obligación del Estado, como regulador de la sociedad, de otorgarlo sin ningún tipo de restricciones. Lo seguro es que no es un producto, pues estaría en manos de la ley de la oferta y la demanda, pudiendo acceder sólo aquellos que posean los medios económicos para hacerlo.
   Inseguridad: robos, arrebatos, secuestros, muertes. Parece que el espiral de violencia crece día a día y no se avizora un fin, ni siquiera se verifican algunos lineamientos que intenten -aunque luego fracasen- de terminar con un problema, que afecta en especial a las grandes urbes o a las concentraciones urbanas.
   Sin educación no se ve crecimiento, tampoco superación personal ni comunitaria. Sin enseñanza sea cae en la ignorancia, en la frustración y se
obstruyen las perspectivas de soñar un futuro, donde fomentar los talentos personales sería de un gran beneficio social.
   Escuelas inclusivas. Docentes bien remunerados. Un plan económico que contemple la redistribución de la riqueza, junto a una política industrial y agro-ganadera que genere fuentes de trabajo, resguardando las riquezas propias de nuestra nación, son elementos que irían buscando acabar con la violencia en forma progresiva. ¿Demasiada utopía?
   Los pueblos, sociedades y gobiernos que han apostado e invertido en educación no perdieron, por el contrario, desarrollaron más su crecimiento.
   (Hace un tiempo una noticia daba cuenta de aquellos presos que en la cárcel de Villa Devoto estudiaron, inclusive hasta el nivel universitario. Luego, reinsertados en la vida común, solamente reincidieron en del delito el 1%. Por lo menos, es para pensar).
   Más aulas, más maestros, más alumnos, serán menos cárceles, menos guardia cárceles y menos delincuentes. La ecuación es simple.
   Después de concretar lo primero, se comenzará o se buscará el tiempo para discutir planes, contenidos y otras yerbas.
   El mensaje de Cambalache, que parece actualizado en forma permanente,      …el mundo fue y será una porquería”, se puede trastocar y  convertirlo en esperanza de otro mundo posible y otra sociedad.                                                                       
   El deber es intentarlo con firmeza.
 
Lic. Sergio L. R. Dalbessio.
                                                                          sdalbessio@yahoo.com.ar

viernes, 13 de enero de 2012

‘GABO’, TE LO PERDISTE…

Docentes que luchan por sueldos dignos, estudiantes
que toman el colegio por no estar de acuerdo con las
autoridades elegidas, denuncias que pesan sobre
profesores que contrarían la moral y las buenas
costumbres son, en los medios de comunicación,
noticias casi habituales.
Si a esto se le suma edificios en condiciones no
aptas, para que alumnos y maestros puedan efectuar el
proceso enseñanza-aprendizaje y, además, las quejas
por la disminución de raciones de comida diaria que
reciben los educandos, el tema escolar posee en la
actualidad un rating nada despreciable.
La educación ha sido puesta hoy en el banquillo de
los acusados. Un juez hizo lugar a un recurso de
amparo y ordenó a las autoridades de un colegio volver
a examinar a una alumna que adeudaba materias, las
cuales le impedían pasar al octavo grado. Otro caso
similar fue determinado días atrás por un juez, en la
provincia de Córdoba. (En el fallo, el magistrado
reprocha a la madre por el bajo rendimiento de su hija
y a la alumna “por no medir las consecuencias de sus
acciones”.)
Aquí existe un punto importante que es la
responsabilidad. La escuela cumple una función
indelegable: la de enseñar, aunque demasiado bifurcada
en la actualidad, pues se pretende que la institución
escolar sea todo lo que los otros estamentos sociales
no pueden o no quieren asumir: desde ‘comedero’
escolar hasta patio de juegos.
Pero la primera responsabilidad de educar, en el
sentido amplio de la palabra, la tienen los padres,
que deben ser concientes de sus acciones. Esta tarea
es compartida luego con la escuela.
Si los progenitores no asumen su adultez y ponen
los límites a sus hijos, querrá decir que la sociedad
está sufriendo una enfermedad: no aceptar las
responsabilidades asumidas. Dicha responsabilidad se
ha trasladado a la justicia, debiendo el juez obrar en
lugar de la familia.
Quizá sea hora de pensar concientemente sobre las
acciones realizadas (o por realizar), en pos de
recuperar valores olvidados en el bolsillo de algún
saco, y situar a cada cosa en su punto exacto: la
escuela es para enseñar y aprender.
Imagino que de no tomar el toro por las astas,
dentro de poco cualquier alumno llevará a la justicia
el caso de que el sandwich que le han dado era de
mortadela y él quería de jamón crudo.
A veces me parece que en la Argentina, el realismo
mágico ha superado al genial ‘Gabo’.

Lic. Sergio Dalbessio
Lic. en Educación - Universidad de Quilmes