Parafraseando a Publio Terencio Africano diré que: Soy hombre y por lo tanto nada de lo humano y de todo ser viviente que viva en la tierra y en el universo me es indiferente y ajeno a mi vida.
Como dijo Anaxágoras: Todo tiene que ver con todo.








jueves, 26 de julio de 2012

Uno de los legados de Miguel Ramondetti: la esperanza.


Miguel Ramondetti


Parafraseando a Morris West y tomando un pensamiento de sus escritos podía decir que en mi caminar de 48 años en la Iglesia he conocido a unos pocos santos, a una serie de mutilados emocionales, a algunos estudiosos brillantes, a un elevado número de hombres tan comunes y corrientes como yo mismo, y a un reducido grupo de personas maliciosas, pero también conocí, vi y experimenté la existencia de (los) Miguel (es) Ramondetti (s).

Estos últimos son aquellos hombres (mujeres y varones) que viviendo y formándose dentro de la institución iglesia la pueden trascender, vuelan más alto que los demás, no se quedan picoteando en el derecho canónico, en las puntillas litúrgicas, en los sacrificios y ayunos, en las luchas inútiles por los puestos y títulos.

Sus miradas se elevan hacia el sol, de él toman fuerzas, y el impulso dado a sus vidas hacen que puedan ver mucho más allá, esa mirada se centra en el ser humano de carne y hueso, en la cotidianeidad del varón y de la mujer.  

Todos vivimos alegrías y  tristezas, momentos en que nos podemos jugar por una idea y decaemos cuando la misma se diluye, en que somos agua y tierra,
barro, fragilidad y también fuerza, locura y entrega.

Miguel fue como un cóndor lleno de vida, llevado por la fuerza de dos alas que fueron pilares en su vida y que nos dejó como legado cuando se fue en silencio: la libertad y la justicia.

Miguel pudo descubrir aquello que está reservado para los que ven lejos, aquellos que tienen ojos que traspasan el ritualismo y las teologías, pudo ver el Misterio, ser hombre fiel a ese Misterio y descubrir el meandro del Evangelio, ese centro de gravedad que cambió la historia: el respeto sublime por el otro y por la libertad de conciencia.

El gozo y la esperanza en un mundo de mayor justicia, de más respeto por la dignidad de cada ser humano y  de cada ser viviente de este planeta, de una necesaria distribución económica justa y equitativa y  de un acceso a los bienes en formar igualitaria, son razones que latían permanentemente en su corazón.

Que el pan, el trabajo, la educación, los bienes culturales, la vivienda, la tierra para trabajarla y disfrutarla sea una oportunidad para todos, de eso se trata el “sean fecundos y multiplíquense” bíblico que él diariamente ponía en práctica.

Podemos decir gracias por la existencia de Miguel, por su testimonio, por su claridad, por su vida y su entusiasmo, sigue siendo un guía en estos tiempos difíciles pero lindos para la creatividad, y también por desafiarnos a seguir escribiendo otros evangelios (otras buenas noticias).

Desde el lugar del cosmos donde ahora esté Miguel nos sigue soplando su aliento constante a la lucha, a no descuidar, a no desesperar, a ir donde el Espíritu nos lleve, a estar abiertos al misterio, a recorrer el camino del ser humano.
Compañero y militante de la vida, de las luchas diarias, sencillas, pobres pero necesarias y ricas porque son las que alimentan la victoria final. Hasta siempre Miguel.

Sergio Dalbessio

A Miguel Ramondetti, militante de la vida


La partícula cósmica que navega en mi sangre
es un mundo infinito de fuerzas siderales.
Vino a mí tras un largo camino de milenios
Cuando, tal vez, fui arena para los pies del aire.

Y así voy por el mundo, sin edad ni destino.
Al amparo de un Cosmos que camina conmigo
Amo la luz, y el río, y el silencio y la estrella.
Y florezco en guitarras porque fui madera.

Tiempo de Hombre (Atahualpa Yupanqui)


MIIGUEL RAMONDETTI


En estos días estuve pensando en su figura simple pero llena de luces que podía iluminar en este momento crítico que vivimos como país.
A Miguel lo conocí en la Casa de Beba, una amiga en común, durante un almuerzo. Departimos sobre libros, ideas y el momento histórico que vivíamos en nuestro país.
Esto ocurrió hace aproximadamente nueve años.
Nos comentó que estaba leyendo uno de los volúmenes del libro: “La voluntad” y nos hizo algunos cometarios críticos del mismo. Él no era solamente un testigo privilegiado de los años 60 y 70, sino un actor calificado además de constructor y hacedor de un país diferente. Tuvo la enorme valentía de estar en el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo y la gran responsabilidad de ser su secretario general.
Junto a María Esther, compañera fiel e inseparable, nos contó su breve paso por París, lugar que no les gustó demasiado. Escuchando sus corazones latinoamericanos se fueron para Nicaragua donde la triunfante Revolución Sandinista resistía a los contras financiados por el imperio norteamericano. Allí tenía su trabajo como cualquier vecino del pueblo. Trabajó como obrero electricista en la hermosa Estelí, y luego fue el responsable del mantenimiento de una escuela de agricultura. Sintió como cada día el sonar de la campana del pueblo anunciaba la llegada de hombres, especialmente jóvenes, que habían muerto en combate defendiendo su tierra, sus ideales y su revolución. Como signo de gratitud escribía Miguel “considero un privilegio enorme haber vivido en Nicaragua durante cinco años”.
La segunda vez que me encontré con él fue en la misma casa. Miguel venia renovado del Primer Foro Mundial de Porto Alegre, nos contó su experiencia y sus vivencias con un entusiasmo juvenil, haciendo carne en su vida, en sus palabras el tema de ese primer encuentro internacional: “Otro mundo es posible”.
Desde hace tiempo sus infaltables correos electrónicos que diariamente recibía me iban hablando de los cambios que se iban produciendo en el mundo. No guardaba las noticias para sí, las distribuía. Era un gran comunicador de las pequeñas revoluciones que se hacen diariamente. Militante en el sentido pleno de la palabra.
Sus artículos profundos, incisivos, con una amplia bibliografía actualizada nos hablan de un Miguel responsable, consciente, sesudo en el análisis de las ideas. Ramondetti fue un auténtico intelectual que estuvo junto a su gente sencilla del barrio sin descuidar también de estar junto a los grandes pensadores.
Como fruto de todas esas reflexiones nos quedó un libro titulado “¿Qué mañana…?”- En ese libro cuenta experiencias, enciende polémicas, realiza análisis y nos deja un mensaje de esperanza cuando expresa: “Globalizar la resistencia se debe constituir en la bandera que nos identifique a todos, superando diferencias, en un nuevo tipo de internacionalismo, el de los excluidos del siglo XXI…”.
Su gente de Villa Bosch, su trabajo en ATTAC, la imprenta, las charlas y los encuentros fueron llenando estos años de vida, luego de su regreso a nuestra tierra.
Admiré el respeto, el afecto y la fidelidad de María Esther hacia Miguel, y viceversa, que me hace decir con el poeta: “en la calle codo a codo fueron muchos más que dos”.
Se fue un amigo, un referente, un luchador, un soñador, un hombre. Nos queda su testimonio, su legado, sus ideas, sus pasos de militante a seguir. En este tiempo, de mezquindades, de egoísmos, Miguel nos señala un camino simple pero contundente: el de la solidaridad y la coherencia. Esa coherencia que tuvo hasta el final de sus días: nunca usufructuó de un privilegio y el testimonio final es la donación de su cuerpo a la facultad de Medicina, fruto de un dar sin medida.
Podría llenar hojas y hojas hablando de Miguel, pero quiero terminar con sus palabras. “Síntoma diversos nos permiten avalar la tesis de estar en presencia de un momento histórico postulador de grandes cambios, precursores del nacimiento de una nueva cultura y una nueva civilización, capaces de posibilitar el desarrollo coherente y racional de la especie humana, en un plantea generoso, perfectamente apto para que esto siga sucediendo”.
Simplemente gracias compañero Miguel.

Sergio Dalbessio

jueves, 19 de julio de 2012

MONSEÑOR ZAZPE


ZAZPE, un HOMBRE de COMUNIÓN, un PASTOR de la FE, un PROFETA SERENO en tiempos violentos.

“En tu carta me comentas lo mucho que te ha impresionado la situación de ese padre que debió emigrar en busca de trabajo.
Quiera Dios que envejezcas con la misma sensibilidad frente al problema del dolor. Que nunca te acostumbres a ser sacerdote” (Monseñor Zazpe en carta que me dirigió en 1981).

Uno de los personajes más significativos de la década del 70 es Monseñor Vicente Zazpe. Sin embargo su figura recién ahora, tibiamente, se comienza a descubrir.
Un hombre de equilibrio y  de comunión permanente. Aunque  sus pares en el episcopado  y la misma Iglesia Católica Argentina no ha destacado lo suficiente su figura profética en los tiempos difíciles de nuestra Patria.
Un Pastor de su grey y de todos aquellos que a él se acercaron buscando su oído y comprensión. Si otro de sus amigos, el mártir Enrique Angelelli,  acuñó la frase “con un oído en el Evangelio y otro en el pueblo”, él, Vicente Faustino Zazpe, la vivió en plenitud.

Estas líneas que transitarán el testimonio personal quieren ser expresión de afecto a su personalidad y a su cercanía en lo cotidiano: siendo además una figura que cobró relevancia continental por algunos de los hechos que luego detallaremos.

En el año 1979 estaba viviendo en la ciudad de San Francisco, en medio de la pampa gringa. Iban creciendo sus industrias, nacidas de ambientes familiares y que poco a poco sus productos fueron cobrando relevancia nacional e internacional. Pero en ese año se generó una de las tantas crisis que atravesó nuestro país, que me acercó a Monseñor Zazpe. Recuerdo que  el padre de un amigo de barrio y de aventuras evangélicas se tuvo que trasladar a otra ciudad para conseguir trabajo. Ese episodio de desmembramiento familiar, aunque fuese por un periodo determinado, caló hondo en mi corazón. Junto a ese episodio había leído en un diario un artículo titulado “Los pobres en la realidad social, económica y política de la Argentina” que firmado por Gerónimo Dino Martínez terminaba expresando lo siguiente: “En afán de justa correspondencia, desechando prevenciones demagógicas y antagonismo ideológicos –que tango daño han hecho a los argentinos- debemos convenir: Argentina será lo que debe ser, solo cuando a sus pobres se los promueva a dejar de serlo y se los contemple de otra y mejor manera en su realidad política, económica  y social”.
Motivado le escribí una carta a Monseñor Zazpe relatando esa experiencia y el dolor que me producía la situación social que vivía esa familia y muchas otras familias argentinas.
A principios del año 1980 viaje a Buenos Aires para comenzar a transitar el camino de discernimiento en la vida religiosa y me instalé en el Seminario San Francisco Solano que los Misioneros de la Consolata tenían en el barrio de Flores, más precisamente en la calle Fray Cayetano 368.
Por estas cosas de la vida, con nuevas actividades fui olvidando aquella carta enviada. Pero unos meses después recibo un sobre cuyo remitente era Monseñor Zazpe y en su interior la contestación a esa misiva.

Transcribo algunos párrafos de la misma: “Estimado Sergio: Contesto tu carta, que me sorprendió y hasta me emocionó. Agradezco tus palabras y tu afecto. Desde seminarista pensé el Evangelio en orden a la iluminación de las situaciones concretas. Yo fui sacerdote en la Basílica de Santa Rosa de Lima durante ocho años junto al P. Rodolfo Carboni que ejercía un verdadero liderazgo sacerdotal. Con él salíamos a predicar juntos a la plaza Constitución, plaza Italia, Parque Patricios y otros puntos de la ciudad. En el recuerdo te podría mencionar una multitud de episodios que revelan la reacción de la gente ante la predicación callejera. Después incorporamos a muchachos, a hombres y a mujeres a esa predicación que tuve que dejar, cuando me hicieron obispo. Cada vez me convenzo más de la seducción del Evangelio, cuando ilumina las condiciones concretas que viven el hombre de hoy. Desde aquí mis sentimientos de comunión en Cristo y la Sma. Virgen. Su Firma”.

Desde ese momento mantuvimos un intercambio epistolar, donde le iba comentando mis reflexiones sobre la realidad nacional y aquellos primeros e inciertos pasos que iba dando en la vida diaria de una comunidad religiosa. No he conservado los borradores de aquellas cartas que le he enviado, si las que me fueron enviadas por Monseñor Zazpe, por eso transcribiré de cada uno algunos párrafos significativos que hablan de su ser un pastor cercano al hombre del siglo veinte.

“Mi estimado Sergio: Acabo de regresar del Congreso Eucarístico de Chile y he venido impactado por la respuesta del pueblo a la convocatoria del episcopado. Era una multitud desbordante frente al Santuario Nacional de Maipú que, como en Mendoza, pedían la paz y la unidad entre Chile y la Argentina. Creo que las cosas van bien y el diario de hoy anuncia la posibilidad de tener alguna noticia positiva para la fecha navideña. Te encomiendo en mis oraciones y vos no dejes de encomendarme en las tuyas. Su Firma” (Noviembre de 1980).

El 26 de diciembre contesta a mis saludos de su trigésimo aniversario de ordenación sacerdotal diciéndome “No dejes de rezar ya que, a veces, la gente cree que los obispos estamos confirmados en santidad y no es así. Es necesaria la oración del sencillo pueblo de Dios para responder fundamentalmente a las exigencias del Sumo sacerdote Jesús. Con cariño un abrazo. Su firma”.

Con motivo de un nuevo aniversario de su ordenación me contesta: “Cuando se llega a ese aniversario uno debe refugiarse instintivamente en la misericordia del Señor porque si analiza las limitaciones y fallas de tantos años se corre el riesgo de la desesperación y la angustia La certeza de una misericordia desbordante de todo limite es el artículo de fe al cual recurro con frecuencia y sobre todo a medida que se acerca el tiempo de la muerte. Te despido con afecto bendiciéndote”.

Hasta aquí la relación personal a través de epístolas. Pero deseo agregar para dejar algunos elementos que nos muestran a ese Zazpe Pastor y Profeta que en tiempos de violencia tuvo la personalidad de no dejarse amedrentar y venciendo el miedo dio testimonio junto a otros pastores de una vida evangélicamente coherente.

El Papa Pablo VI lo nombra su delegado personal para visitar la diócesis de La Rioja. En esos tiempos, la diócesis pastoreada por Enrique Angelelli, obispo y pastor con una inserción en el pueblo pobre y sufriente, puso en jaque a los poderosos que detentaban el poder en esa provincia cordillerana de nuestro país. Llegaron denuncias a la nunciatura y hasta al mismo Vaticano sobre las “supuestas actividades no acordes con el evangelio” de Angelelli y sus sacerdotes. Zazpe se tomó su tiempo, recorrió la diócesis, conversó con laicos, religiosos, sacerdotes, puso su oído en medio de cerros y chayas para palpar con su corazón el Evangelio que se estaba viviendo allí. 

Como representante personal del Papa pronuncia el 23 de noviembre de 1973 las siguientes palabras: “He recorrido una parte de esta querida diócesis de La Rioja. He visto su fe católica, su amor emocionante a la Iglesia de sus antepasados, de sus héroes, de sus caudillos, de sus indígena…Y he visto con emoción profunda su deseo de pacificación y unidad He constatado su actitud de fidelidad a la iglesia de ayer y a la iglesia de hoy, que desde su esencial continuidad quiere vivir las consignas del Concilio Vaticano II, de Medellín o de San Miguel…, de ser una Iglesia servidora de los pobres. La Iglesia que quiere servir de modo preferencial a los  que carecen, pero sin odiar a los que tienen; de acentuar su presencia entre los pobres, pero sin excluir a los que no tienen la dicha de serlo; de buscar su inspiración en el evangelio y no en la ideologías que lo contradigan. Así es la Iglesia que encontré aquí en la Rioja, por eso puedo afirmar que la pastoral de la Iglesia riojana es la pastoral de la Iglesia Universal. Por eso, al concluir quiero resumir misión. No he venido por mi propia iniciativa: me han enviado; y el que me envió tiene un nombre concreto: Pablo VI…, y las consignas son tan concretas como su nombre: pedir la confianza para con el obispo, porque el Papa se la tiene. El obispo no quiere ni puede servir al pueblo desde una ideología. Aquí no lo hace…, sino que sirve desde el evangelio y en unión con el Papa. Aquí si lo hace”.

Esto marca un apoyo explicito a Enrique Angelelli quién años después, más precisamente el 4 de agosto de 1976, sería asesinado por los esbirros de la dictadura militar, convirtiéndose en esa manera en mártir de la fe en los llanos riojanos.

Otro testimonio lo da el Doctor Alberto Molina que expresa lo siguiente: “Estábamos almorzando cuando la radio anuncia que había sido muerto nuestro hijo mayor; sería alrededor de la una de la tarde. En medio del dolor que nos agobiaba, habían transcurrido quince minutos de la noticia, llama el timbre de la puerta de calle. Era nada menos que monseñor Zazpe, que acababa de enterarse y dejando todo se apresuraba a venir a darnos un abrazo y su bendición para que junto a sus oraciones, nos concediera Dios la paz. Igual actitud adoptó posteriormente en cada oportunidad que sucedió lo mismo con los restantes cuatro hijos. ¿Cómo olvidar este gesto de Pastor en momentos tan difíciles?.

Dos párrafos de sendas cartas enviadas a Rodolfo Molinas, detenido en la Plata:
“Rodolfo Enrique:…Quiera Dios que esta sea verdaderamente la última carta que te escribo, porque sigo teniendo la esperanza de tu liberación antes de fin de año. En la anterior mía, creo que te comente la conversación con el general Liendo sobre los 500 detenidos que recobrarían la libertad. Por aquí siguen pasando permanentemente los muchachos y las chicas que se incorporan a la vida habitual con ciertas dificultades: sobre todo porque encuentran una sociedad que no se moviliza por los grandes valores del hombres y del Evangelio, sino por las vulgaridades y mediocridades más comunes…En lo que hace a la visita de contacto para Navidad se le ha pedido especialmente al almirante Anaya, conceda para Navidad ese permiso. Espero que nos hayan hecho caso”. (22-12-1981).
La misiva del 5 de agosto de 1982 le expresa: “Mi estimado Rodolfo Enrique: Lamento y no comprendo todavía la resolución de la Cámara Federal de Mendoza sobre tu caso. Realmente, la cruz que estas llevando es sumamente pesada. Me imagino que los informes sobre tu peligrosidad deben ser tremendos. Lo lamentable es la fundamentación de los informes secretos sin poder defenderte de las acusaciones. Una buena parte de la juventud sigue en la indiferencia y la pavada, pero algunos sectores manifiestan signos de inquietud socio-política, que quiera Dios, no sean frustradas en sus aspiraciones…”.

El padre Domingo Bresci que fue Secretario General del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo expresa en un esquema de homilía para recordar un aniversario más de la muerte de Zazpe lo siguiente:  

  •  “Habló cuando la mayoría calló.
  •  Crítico cuando la mayoría fue complaciente, se comprometió en una línea pastoral (Medellín-Puebla) cuando la mayoría casi no la tuvo en cuenta.
  • Se interesó por distintas y nuevas experiencias pastorales aunque ello le acarrearía críticas  (de la Jerarquía y del régimen político) y riesgos personales (cárcel): reunión pastoral en Ecuador.
  • Intercedió ante otros Obispos por sacerdotes que él juzgaba injustamente desplazados o descalificados.
  • No temió ser mal visto por visitar a presos políticos o trató de ayudarlos privada y públicamente antes o después de que hubieran cumplido condena”
  • Sobre el tema de Angelelli, Bresci expresa “…sé que realmente él apoyó la gestión de Angelelli en contra de las presiones que había para que se lo criticara y condenara  a Angelelli”.
En el libro “El Jesuita”  hablando sobre la Iglesia y la dictadura, el Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio dice: “Es cierto que algunos obispos se dieron cuenta antes que otros sobre los métodos que usaban con los detenidos. Es verdad que hubo pastores más lúcidos, que se jugaron mucho. Monseñor Zazpe, siendo arzobispo de Santa Fe, fue uno de los primeros que se percató de cómo estaba actuando la dictadura a partir del secuestro y la  salvaje tortura de quien fuera, hasta el golpe, intendente de la capital de la provincia: Adán Noé Campagnolo. Hubo otros también, entre ellos Hesayne, Novak y De Nevares que, enseguida y con fuerza comenzaron a moverse en defensa de los derechos humanos”.

Expresa el reconocido periodista Pedro Sivak en la revista Criterio lo siguiente sobre la figura de Zazpe:
“Hombre de confianza de Pablo VI. El papa Pablo VI guardaba una particular estima por Vicente Zazpe, y fue así que en enero de 1976 lo eligió para predicar ejercicios espirituales en Cuba. El primer encuentro fue en La Habana, dirigido a los obispos de ese país y a los sacerdotes; el segundo, a las religiosas y los seminaristas del Seminario San Carlos.
En agosto de 1976, Zazpe fue invitado por el obispo de Riobamba, Leónidas Proaño, a un Encuentro de Pastoral Indígena en Ecuador, donde participaban obispos, sacerdotes, religiosos y laicos de América latina y los Estados Unidos. La dictadura que gobernaba entonces ese país suspendió el encuentro, calificándolo de subversivo, y los obispos fueron acusados de planificar la caída de los gobiernos dictatoriales de la región. Fueron detenidas 55 personas, de las cuales 17 eran obispos. Se los acusó de marxistas y de participar en una supuesta conspiración política. Cuando los detenidos solicitaron la asistencia de los embajadores y autoridades eclesiásticas, el pedido fue denegado. A las 2.30 de la mañana, indignado, el nuncio Jacob logró que fueran liberados.
A su regreso, Zazpe recibió una nota del presidente del episcopado, cardenal Raúl Primatesta, expresándole su fraternal adhesión. Pero confidentes de Zazpe dijeron que se había sentido triste por la indiferencia que notó en el episcopado. El padre Domingo Bresci comentó: “Lo vi profundamente dolorido, fastidiado y enojado por el vacío que le habían hecho”.

Podría agregar un sinnúmero de testimonios de laicos, sacerdotes, religiosas, diáconos permanentes y de otras personas que no tienen inserción en la Iglesia Católica Argentina, pero deseo terminar este texto con algunos párrafos de las palabras que Zazpe nos dirigió a los jóvenes  el 10 de octubre en el Congreso Mariano Nacional que se celebró en Mendoza en el año 1980. Conservo la grabación en un antiguo cassette y el texto desgravado que me produce una profunda emoción, todavía hoy, al leer y escuchar sus proféticas palabras:

“El Evangelio es vino nuevo que requiere odres nuevos, el Evangelio es género nuevo que exige traje nuevo, el Evangelio es creación, nueva, hombre nuevo, vida nueva, El Evangelio no es remiendo, no es chafaloneria, no es retoque, no es barniz. El Evangelio es desplazar el tener más por el ser más, es reemplazar el consumo por la oblación, el usufructo por el servicio y el placer por el deber. Evangelizar es ubicar valores y derribar antivalores, descubrir la grandeza de la vida y marginar la estupidez de ciertas vidas…el Evangelio exige apertura, imaginación, limpieza, sinceridad y autenticidad”.

Sergio L. R. Dalbessio



ALGUNOS DATOS SOBRE MONSEÑOR ZAZPE:
Monseñor Vicente Faustino Zazpe, nació en Buenos Aires, el 15 de febrero de 1920. Cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Tuvo una actuación destacada como joven laico comprometido de la parroquia de San Francisco Javier en el barrio de Palermo Viejo. Estudió Medicina hasta el tercer año en la Universidad de Buenos Aires y formó parte de Acción Católica en la década de 1940. El 2 de marzo de 1942 ingresó al Seminario Metropolitano de Buenos Aires (en Villa Devoto), donde cursó el itinerario de la formación sacerdotal. Vicente Zazpe fue ungido presbítero el 28 de noviembre de 1948. Fue designado vicario de la basílica de Santa Rosa de Lima, donde tuvo como guía y maestro pastoral el presbítero Rodolfo Carboni, titular de esa parroquia. En la década de 1950 creó y puso en marcha una campaña de predicación callejera que se desarrolló en lugares y paseos porteños como Plaza Italia, Parque de los Patricios y Parque Rivadavia, en la cual promovió la participación de los jóvenes. Además participó en la fundación del Movimiento Familiar Cristiano en la Argentina. Catedral de Rafaela. Vicente Zazpe fue designado como primer obispo de la diócesis en 1961. Fue ordenado obispo el 3 de septiembre de 196. Participó en carácter de padre conciliar de las cuatro sesiones del Concilio Vaticano II, formando parte del bloque de padres progresistas. Finalmente, fue nombrado arzobispo coadjutor del arzobispado de Santa Fe el 3 de agosto de 1968, con derecho a sucesión., el 13 de agosto de 1969 se hizo cargo de la arquidiócesis a la cual dirigió hasta su muerte ocurrida el 24 de enero en 1984.(Wikipedia).

Notas y bibliografía:

  • La “Comisión de Homenaje a Monseñor Zazpe a los 20 años de su muerte” ha editado un excelente material. Son tres tomos donde se pueden encontrar las charlas radiales que desde 1970 daba Zazpe. El título de los mismos es “Habla el Arzobispo” y allí podemos encontrar su pensamiento sobre la realidad Argentina y lo profundo de su teología personal.
  • Los testimonios del P. Bresci y de la Familia Molinas se encuentran en el  libro “Zazpe, La Argentina secreta”, editado por la Fundación Zazpe, en enero de 1989.
  • Don Alberto Molinas, conocido hombre de Santa Fe. Abogado. Director en un tiempo del Servicio Provincial de la Enseñanza Privada. Candidato a Gobernador de la Provincia por la Democracia Cristiana. Cinco hijos suyos y una nuera fueron muertos durante el tiempo de la represión.
  • “El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, sj.”, Rubin, Sergio y Ambrogetti, Francesca; Vergara Editores, Buenos Aires, 2010.
  • Sivak, Pedro. Zazpe, el obispo que habló cuando otros callaban”, Revista Criterio, abril de 2012, se puede leer el artículo completo en www.revistacriterio.com.ar

martes, 17 de julio de 2012

ALFONSÍN y yo....


Escuchando un reportaje al actor Luis Brandoni, narró que luego de la muerte del Doctor Alfonsín, mucha gente le contaba anécdotas de encuentros que habían protagonizado junto al ex presidente argentino. Me quedé pensando y me dije: qué pena, nunca me encontré con ese gran hombre que fue Raúl Ricardo Alfonsín hasta que me di cuenta que sí, que había tenido un encuentro con él.

Corría el año 1989, el mes de abril, iba como todas las mañana a mi trabajo en el colectivo 130. En esa época trabajaba en un colegio de la zona de Belgrano. Me levantaba muy temprano, entraba a las 7 hs, así que a las 5,30 ya estaba viajando. Iba por la Avenida Presidente Figueroa Alcorta, en el semáforo que esta frente al Planetario el colectivo de detiene por estar la luz en rojo. Observando por la ventanilla del colectivo veo un Ford Fairlene de color negro que va doblando, el conductor y detrás de él estaba nada más y nada menos que  el PRESIDENTE RAÚL RICARDO ALFONSIN, cruzamos la mirada a la distancia y establecimos el siguiente dialogo:

-Grande Don Raúl por ser un presidente firme.

-Gracias mi hijo -me contesto-.

-Sepa Ud. Doctor que cuando voté por primera vez el 30 de octubre de 1983, tenía 21 años, en una escuela de Flores, lo hice por Ud.

-Gracias mi hijo.

-Después me alegré cuando firmó el decreto para enjuiciar a las Juntas Militares, un hecho histórico que todavía no tenemos dimensión del mismo, pero que dentro de unos años le daremos la dimensión que se merece, Don Ricardo.

-Gracias por sus palabras, espero que así sea.

-No me gustó ni entendí sus leyes de Punto Final y Obediencia Debida, aunque sabe Doctor, quizás dentro de unos años las pueda ver en perspectiva histórica,

-Lo entiendo hijo, muchos opinan igual que Ud. Era lo único que podía hacer para salvar la democracia, tenga paciencia dentro de un tiempo lo entenderá. Ud. es joven y la sabiduría de la vida lo ayudará a ver lo que hice en ese momento,

-Si Doctor, valoro que estuvo al frente de la Tablada cuando unos cuantos fueron llevados por algún mesiánico a cometer esa estupidez de retroceder la historia a tiempos violentos,
-Gracias, es lo que debe hacer el ciudadano Presidente, es mi función, para eso me eligieron,

-Y si Ud. me lo permite, mientras no retrase su ida a Casa de Gobierno, le quiero comentar dos o tres cositas
.
-Adelante hijo, métale nomás.

-Mi familia paterna siempre fue peronista, peones de campo, el ascenso social, bueno Ud. sabe, todo eso que dicen los intelectuales; lo real es que siempre votaron –cuando se podía en la Argentina– por el candidato peronista. Pero en el 83 mi padre no quiso hacerlo por su adversario político el Dr. Luder y le pidió permiso a mi abuelo y votó por Ud. Doctor. Esto me lo confesó hace unos años y eso agiganta su figura.

-Hijo, sus palabras no tienen más que llenarme de orgullo, sabía que entre los votos también había de peronistas a los que siempre he respetado como buen radical.

-Pero Ud. tenía otras cosas. 

-Ah, sí, una pena que los sindicalistas en este país no lo hayan interpretado y no lo hayan apoyado, con 13 paros no contribuyeron a sacar adelante el país, también tuvo a varios de mi gremio, la iglesia, en contra, sin embargo siguió adelante buscando cumplir y hacer cumplir la Constitución Nacional, pero tenga cuidado en los próximos meses de los empresarios y los que usan la política para los negocios propios…

-Es verdad hijo, me han dolido los paros, pero los radicales siempre respetamos la Constitución y a los trabajadores y sus reclamos, también los hombres de su gremio, la Iglesia, me pegaron fuerte. Como Jefe de las fuerzas Armadas les he contestado desde su mismo púlpito y esperé que aportaran pruebas, pero nadie aportó nada y sobre el futuro en verdad el río suena y cuando el río suena….
Algo más hijo….

-No don Raúl, gracias por este tiempo que Ud. me ha dispensado, haremos memoria de su tiempo, de su historia, de esta Argentina cuyos habitantes le debemos agradecer por tomar el timón en momentos duros y en medio de calmas y tormentas muy fuertes nos va conduciendo. Después de años, va pasar la banda y el bastón presidencial a otro ciudadano elegido democráticamente por el pueblo….

-Un abrazo hijo.

-Hasta siempre Don Raúl.

Seguí por los bosques de Palermo rumbo a mi labor diario. Alfonsín siguió su camino rumbo a Balcarce 50.
Muchos años después estuve por Chascomús y lo primero que quise hacer es conocer la casa de Raúl Ricardo Alfonsín, a la distancia, después de ver pasar a tantos gobiernos elegidos por el voto, voy valorando la figura de este presidente que se fue a su casa sin denuncias de corrupción, que fue un Estadista reconocido por los hombres y las mujeres de bien, que su muerte fue una confluencia de sectores diferentes que compartieron en el Congreso su velatorio y que muchos deberían leer para conducir a esta Argentina a sus destinos de grandeza.

El prólogo escrito por Juan Carlos Portantiero, prestigioso intelectual, en el libro “Memoria Política, Transición a la democracia y derechos humanos” de Don Raúl R. Alfonsín dice: “Desfilan por el texto el análisis de definiciones y de episodios tan trascendentales como la política de derechos humanos bajo su gobierno, el juicio a las Juntas Militares, las asonadas de Rico y Seineldín, las leyes de punto final y obediencia debida, el ataque que efectuaron los rezagos de la guerrilla al cuarte de La Tablada, la hiperinflación y el trámite de su renuncia anticipada, para concluir su memoria, ya fuera de la presidencia, con los vericuetos del Pacto que llevó a la reforma de la Constitución de 1994. De todos estos temas el más impactante, el que con mayor énfasis subraya lo que la gestión de Alfonsín tuvo de ruptura con un largo pasado de impunidades y amnistías frentes a las violaciones del Estado de Derecho que jalonaron por lo menos cincuenta años de vida argentina, fue el de la manera en que se diseñó y puso en marcha una política de derechos humanos que fuera ejemplificadora hacia el pasado, pero que a la vez pudiera hacerse cargo de sus consecuencia hacia el futuro”.

Entonces de todos los encuentros que pudo escuchar Luis Brandoni, aquí va el aporte de uno más, de un ciudadano y su presidente. Los bosques de Palermo fueron testigos de las miradas y las palabras que son memoria e historia en la construcción diaria de un país y una Patria para todos.
                                           Hasta siempre Don Raúl Ricardo.