Parafraseando a Publio Terencio Africano diré que: Soy hombre y por lo tanto nada de lo humano y de todo ser viviente que viva en la tierra y en el universo me es indiferente y ajeno a mi vida.
Como dijo Anaxágoras: Todo tiene que ver con todo.








jueves, 20 de diciembre de 2012

FELIZ NAVIDAD Y BUEN AÑO NUEVO 2013....

.
POR FAVOR: PERMITANME DUDAR….
 
En estos días pensaba en escribir algunas palabras con motivo de la Navidad y el fin de año. Asomaban muchas ideas, pero tenían su ocaso muy pronto. Sin embargo, hoy, Beba, una amiga sabia e inteligente, me comentó que había escrito un cartel que hablaba de la importancia de dudar. Ahí tuve una revelación de que sería un buen tema para incluir en este saludo festivo.
Nadie –medianamente informado y pensante- puede dudar que la violencia, cuyo espiral ha comenzado hace tiempo, es un elemento de la actual Argentina. Violencia política a la que le pondría de nombre “la política del barrabravismo”. Ejemplificarla seria una pérdida de tiempo por la cantidad diaria de hechos que se suceden.
Violencia ciudadana, desde pequeños hechos como un cruce de coches hasta los innumerables hechos de destrozos, saqueos, tomas, festejos sin ningún tipo de control o sea de seguridad para aquellos que no participamos de ninguno de esos hechos y por resguardo de la integridad física de los que lo generan.
Violencia en el fútbol, dónde nadie le ha puesto –por intereses varios- los cascabeles a los gatos, es más, lo han exacerbado y felicitado desde las instancias del mismo poder.
Violencias en las iglesias. Pastores y laicos que toman partido por un bando u otro, excluyendo a los otros que no piensan o actúan de la misma manera. Aquellos que tendrían que tender puentes de diálogo, de encuentro, actúan en contrario. Muchas fraternidades, grupos y comunidades actúan sectariamente. Descalifican a los otros, no solamente de palabras, sino también con hechos. El otro se lo ve en la dualidad como amigo o enemigo.
En colectivos, trenes, subtes, cines, teatros y visitas a casas diversas he escuchado lo mismo: “este año en los cumpleaños o en las fiestas no invitaré a tal o cual, porque siempre habla del mismo tema, no escucha otras voces y arruina el deseo o clima festivo que uno tiene sobre esa celebración”. Qué pena!, qué dolor! llegar a estas instancias.
Se multiplican los comunicados de personas y entidades. Uno escribe, el otro le contesta y así una catarata de palabras dónde nadie expresa el deseo de acercarse al otro como una tierra sagrada a caminar. El otro se ve como tierra a arrasar, a destrozar, a violar constantemente. Todos tenemos la verdad y no nos permitimos dudar.
¿Estará bien lo que pienso? ¿Estará en lo correcto lo que escribo? ¿Será así lo que digo a los demás con mis palabras? ¿Son mis hechos coherentes con lo que pretendo vivir? ¿Será mi pensamiento libre? ¿Pensaré con pluralidad y diversidad? ¿No estaré siendo incoherente con lo que celebro y lo que hago cuando dejo el altar? ¿Buscaré el bien común, de todos y de todas ó buscaré el bien de mi ombligo? ¿Estaré creando fraternidad o estaré actuando sectariamente?.
 
El pesebre me habla de destierro, de encuentro entre pobres, de puertas cerradas ante un matrimonio embarazado, de Reyes venidos de países diversos y lejanos, de pastores simples y sencillos que se quedaron sorprendidos ante la vida que asomaba en ese lugar rodeado de animales.
El pesebre me permite dudar de mis actitudes, de mis palabras, de mis gestos. El Pesebre me habla de apertura, de sencillez, de acogida, de vida, de misterio, de profunda humanidad. Humanidad profunda que me lleva poder hacer el ejercicio –no fácil- de abrir el corazón al otro-a, de tender las manos al distinto-a, de caminar junto a aquel-la que no considero mi compañero-a o amigo-a. De ser fraterno con aquel-la que no comulga con mis ideas, con mis actos, con mi persona.
Estimados amigos, amigas, compañeros, compañeras es mi deseo –algo que vengo ejercitando desde hace tiempo- que se permitan dudar….es un buen signo de crecer, de salir del propio centro hacia otras periferias, de abandonar nuestras seguridades (celebrativas, ideológicas, políticas, religiosas, familiares, etc.) en busca de otros misterios, que quizás nos ayuden a ensanchar el corazón y el espíritu.
En el pesebre de este año estará el nombre de cada uno/a de ustedes, a los cuales les ha llegado el mensaje. Hasta he dudado de enviar este mensaje, sin embargo pensé en la riqueza de sus personalidades, en su compromiso por la vida, en su entusiasmo por recrear una sociedad inclusiva, abierta y con una mesa donde todos celebremos y por eso me atreví a enviárselo.
FELIZ NAVIDAD Y UN BUEN AÑO 2013 para que sigamos cumpliendo nuestros sueños, nuestros anhelos….el dudar y el misterio nos enriquecen…con afecto, Sergio.
Les regalo una hermosa canción…