Parafraseando a Publio Terencio Africano diré que: Soy hombre y por lo tanto nada de lo humano y de todo ser viviente que viva en la tierra y en el universo me es indiferente y ajeno a mi vida.
Como dijo Anaxágoras: Todo tiene que ver con todo.








jueves, 10 de octubre de 2013

UN VIAJE A LA ESPERANZA 2013 - 3er, 4to y Epílogo 2do año


UN VIAJE A LA ESPERANZA - JESÚS MARÍA SILVEYRA

 


TERCERA PARTE

1. Capítulo

 a) ¿Qué pasa por el interior de Jesús María Silveyra ante la falta de agua?

b) ¿Qué reconoce en el P. Pedro?

c) Ante lo molesto que se siente: ¿a qué lugar recurre y para qué?
d) ¿Por qué Dios se revela con facilidad en los humildes?
e) ¿Quién es Jesús para el P. Opeka?

2. Capítulo

    1.        Juegan al fútbol y luego en un momento el P. Pedro ¿qué dice sobre la educación?

    2.        ¿Cuáles son los cuatro problemas reales?

    3.        ¿Por qué Akamasoa es el umbral entre la miseria y la dignidad?

 
3. Capítulo
---Narrar en no más de media carilla lo que sucede en Manantenasoa.

4. Capítulo
1) ¿Qué es la Providencia según el P. Pedro?
2) ¿Por qué la vida de un misionero es confiar en la Providencia?

3) Elegí una de las reflexiones o frases del P. Pedro y explica el por qué de su elección.

5. Capítulo

A. Según el P. Pedro: ¿Qué es la justicia social?, ¿cómo se logra la justicia?.

B. ¿Qué hace la unión Europea con respecto a la ayuda humanitaria y qué consecuencias trae para la misión del P. Pedro?

 
6. Capítulo

----Después de leer este capítulo te invito a escribir entre 10 a 15 palabras sueltas que te hayan quedado dando vueltas en tu cabeza o corazón.

7. Capítulo
¿Cómo es la estructura de la casa y del poblado?
¿Por qué la educación es importante para progresar en la vida?

8. Capítulo

¿Qué significa la palabra Caridad?

¿Qué es la caridad para el P. Pedro?

¿Qué ejemplo nos da Jesús de la caridad?

 
9. Capítulo

---Resumir en no más de diez frases lo narrado en este capítulo.


 

CUARTA PARTE

Nota: Cada consigna corresponde al capítulo de referencia.

1. ¿Qué es el TANTARA?

     ¿Qué tantara inventa Jesús M. Silveyra?.

2. ¿Cuáles son los síntomas que caracteriza la crisis familiar?

3. ¿Cómo lograr según el P. Pedro la distribución de la riqueza? Explicar.

4. ¿Por qué Pedro no se deprime ante los dolores que ve diariamente?

5. ¿Cuál es el sueño de Pedro con respecto a los niños?

6. ¿Qué opina Pedro sobre la Argentina? 


     Según él ¿cómo puede cambiar su situación nuestro país?

7. ¿Cuál es la tercera vía –según Pedro- para lograr un mundo con más armonía?

8. ¿Qué sentimientos surgen (afloran, nacen) luego de la comunión en Jesús M. Silveyra en la Misa celebrada por el P. Pedro?

9. Comentar 3 (tres) de los puntos sobre el tema de la espiritualidad que escribió el P. Opeka.

EPÍLOGO

---¿Qué reflexión te merece la siguiente frase: “Piensen en los pobres y acaben con las discusiones estériles”?.

REFLEXIÓN PERSONAL

1) Luego de la lectura del libro:

    ¿Qué comentarios podes hacer sobre la vida del P. Opeka y del mensaje que nos quiso dar el autor?

 
2) ¿Qué podrías hacer vos por los necesitados de tu barrio y tu país?

3) ¿Qué cosas te gustaría decirle al P. Opeka?

4) ¿Qué reflexiones, preguntas o mensajes te gustaría compartir con el autor Jesús M. Silveyra?.

miércoles, 9 de octubre de 2013

MARIA ESTHER, SU ALEGRE y REVOLUCIONARIA PASCUA....


Hace unos dias, el 21 se setiembre tuvo su PASCUA, MARIA ESTHER, la compañera de camino de Miguel Ramondetti -quién fuera secretario de los Sacerdotes del Tercer Mundo-, hoy hacemos Memoria de su Vida, aunque por razones familiares no estar...é presente en la Eucaristía con amigos y amigas he querido enviar este mensaje ya que es una persona cercana y querida a mi corazón y espíritu:

La partícula cósmica que navega en mi sangre
es un mundo infinito de fuerzas siderales.
Vino a mí tras un largo camino de milenios
Cuando, tal vez, fui arena para los pies del aire.

Y así voy por el mundo, sin edad ni destino.
Al amparo de un Cosmos que camina conmigo
Amo la luz, y el río, y el silencio y la estrella.
Y florezco en guitarras porque fui madera.

Tiempo de Hombre (Atahualpa Yupanqui)

Queridos amigos y amigas, se han reunido para hacer memoria de María Esther, una amiga de todos y todas.
Celebro su sonrisa llena de alegría y esa candidez de adulta pero que no dejaba de ser niña.
Agradezco que haya pasado por mi vida. Agradezco a Beba ser el puente entre nosotros.
Un testimonio de esos que uno anida en el corazón para siempre. Son la gente que siempre está junto a uno.
Vida que sembró en todos los lugares donde ha pasado. En lo grande y en lo pequeño. Semillas esparcidas en diferentes tierras, en diversos lugares.
Su vida, junto a la de Miguel, no pasaron ni serán indiferentes a aquellos que tuvimos la gracia –dicen los cristianos-, la suerte – como dice otra parte de la población- de haberlos conocidos y nutridos de sus gestos y sus palabras.
Seguramente como dijo mi esposa, Cris, ella se habrá juntado ya con Miguel para hacer líos y planteos en el lugar del espacio sideral dónde estén viviendo la vida de la Pascua.
Como escribí para celebrar la Pascua de Miguel: “Su gente de Villa Bosch, su trabajo en ATTAC, la imprenta, las charlas y los encuentros fueron llenando estos años de vida, luego de su regreso a nuestra tierra. Admiré el respeto, el afecto y la fidelidad de María Esther hacia Miguel, y viceversa, que me hace decir con el poeta: “en la calle codo a codo fueron muchos más que dos”.

Desde el lugar del cosmos donde ahora esté María Esther y Miguel nos siguen soplando su aliento constante a la lucha, a no descuidar, a no desesperar, a ir donde el Espíritu nos lleve, a estar abiertos al misterio, a recorrer el camino del ser humano.
Compañeros y militantes de la vida, de las luchas diarias, sencillas, pobres pero necesarias y ricas porque son las que alimentan la victoria final. Hasta siempre María Esther, un abrazo fraterno a Miguel de nuestra parte.
Con el mayor cariño un vela encendida, un pedazo de pan y un poco de vino nos unen, tu amigo Sergio.

martes, 1 de octubre de 2013

CAROYA 2013…..ENCUENTRO, SALIDA, VIAJE, LLEGADA Y NUESTROS DÍAS JUNTOS…


 

El domingo 22 de setiembre, cerca de las 23 horas, emprendimos nuestro viaje hacia las sierras cordobesas. Muchas expectativas puestas en el viaje. Amanece. Campos. Rutas. Animales. Perros que pululan como enjambres a la orilla de los caminos. Viajamos. Llegamos.

Un desayuno reparador da energías a nuestras fuerzas extinguidas. Un día soleado. La tierra reseca por una falta prolongada de agua. Pastos secos y duros. Poco verde. El vital elemento que sustenta la vida escasea, se hace desear, implorar. La soberbia y la altivez no lo dejan bajar de las nubes. Necesita más holocaustos para descender. Los sacrificios parecen que son pocos, no sacian sus ansias ni conmueven su corazón para que deje correr unas lágrimas que traerán alivio a personas, animales y plantas. ¡Derrama tu frescura y tus gotas sobre nosotros que las necesitamos, a pesar de las miserias que ensombrecen nuestros corazones, para seguir viviendo y generando vida!

Nos acomodamos en las habitaciones y comenzamos a estar así en constante dinámica. En pequeños grupos nos fuimos encontrando con las miradas de los otros, y con algunas preguntas que fueron una excusa para desgranar las razones que cada uno tuvo para emprender esta experiencia que ya se había iniciado el día que decidimos participar de ella.

Buceamos en nuestro interior para visualizar a nuestra familia, a los amigos, al colegio y a los conocidos de este último año. Los diálogos sinceros y abiertos, el mirar a los ojos del otro/a y al final, confundiéndonos en fuertes abrazos, fuimos tomando conciencia de los que somos como personas y la importancia de aquellos que están a nuestro lado.

Salirnos fortalecidos y crecidos. También nos conocimos un poco más. Nos animamos a traspasar las murallas del nombre e incursionar en la historia de los otros. Ya no somos los mismos que llegamos. Comenzamos a transformar-nos.

Repusimos fuerzas con un caliente almuerzo que se componía de un sabroso puré y una rica milanesa. Un rato de descanso y la infaltable siesta que respetamos de nuestro “interior profundo”.

Arrancamos la tarde del lunes jugando. Nos encontramos saltando, cantando y bailando. Constituimos otros grupos entorno a la palabra GRACIAS. Junto a los nuevos compañeros expresamos nuestros nombres como un sello de nuestra originalidad de personas únicas e irrepetibles. Comenzamos hablando sobre lo que nos había dejado la mañana y que podemos tener como nuevo de aporte a nuestra vida de lo vivido. Preparamos unas fotos instantáneas para luego compartir con los otros grupos. Vimos como vamos transformando el desconocer al otro en acercamiento y conocimiento.

El Evangelio de hoy nos acercó la historia de cinco amigos, cuatro de ellos se jugaron y buscan las opciones de acercar al enfermo a Jesús. Abrir el techo y bajarlo fue la acción de ellos que tenían una fe y un deseo de curar al amigo. Una fe dinámica que no quedó estática en el “no se puede” o en el “no te metas”. Algunos ejercicios de confianza junto a la oración que nos fraterniza, el Padre Nuestro, cerraron el momento.

Descanso, a recuperarse con un baño reparador, música y luego cenamos pizzas con un postre helado.

A la noche bien abrigados, el frio nos persigue en forma poco amigable, nos dividimos en grupos. El principito, el tigre, el duende y los extensos códigos fueron una excusa para correr y buscar. Algún pícaro en “solidaridad” con los compañeros cambio de lugar y se “quedó” con algunas pistas. Enojos y broncas. La enseñanza o moraleja es que tenemos que respetarnos y respetar lo que otros hacen. El juego fue una excusa para aprender algunas cosas de la vida en relación a nosotros y los demás.

Luego de eternas despedidas nos fuimos a los cuartos. No pudimos escapar de las arañas que se sintieron invadidas en su tranquilidad. Las puertas cerradas, las luces apagadas y el engaño que creían realizar muchos chicos y chicas para que los profesores nos durmiéramos y ellos salir se topó con unas pequeñas trampas caseras. Al final el cansancio nos ganó a todos y a soñar se ha dicho.

 


El día martes  24 a las 8 de la mañana ya estábamos todos levantados cantando y preparándonos para recrearnos en la fresca mañana caroyense. Tres amigos cordobeses con su tonadita nos dieron la bienvenida. Las sogas, los conos y diversos saltos fueron enredándonos en actividades lúdicas. De esa manera fuimos enhebrando juegos que luego preparamos para las actividades solidarias de la tarde.

El día se fue poniendo lindo con el sol que nos bronceada y la cálida temperatura nos fue introduciendo en  la época primaveral. Terminamos con un fútbol integrado por chicos y chicas.

Luego del almuerzo buscamos las remeras ya “evatizadas” y con aerosoles de diversos colores le fuimos agregando el tradicional escudo pasionista –corazón y cruz- y otros le fueron poniendo un trébol de la buena suerte.

Nos reunimos en tres grupos y según nuestros destinos: Barrio Los Álamos, Barrio Latinoamérica y Escuela del Niño Jesús fuimos preparando las actividades  que allí desarrollaríamos y los elementos a llevar.

Nosotros fuimos a la Escuela El Niño Jesús, a ella concurren chicos con capacidades diferentes. Son unos 40 cuya oscila edad entre 4 y 12 años. A la mañana van chicos de 12 a 17 años.

Llegado el horario de partir, cada uno subió al micro con su mochila de esperanzas, sueños, miedos, expectativas y un gran cúmulo  de ansiedades para compartirlas con otras nenas y nenes, chicos y chicas. Hasta allí nos acompañó Fanny, lugareña y docente de la escuela.

Nos estaban esperando, ellos también tenían entre sus manos los mimos temores, alegrías y esperanzas. Nos encontramos. Ya no éramos invisibles, ambos nos reconocimos como parte de un todo, compañeros de camino, hermanados en la humanidad.

Las miradas nos ayudaron  “tantearnos” y el corazón poco a poco se fue desbordando y nos fue llevando a vencer las resistencias y aflojar los tientos del miedo. Entre juegos, comida, fotos, saltos y caramelos compartidos se nos fueron tejiendo abrazos, sonrisas y palabras que  se soltaron libremente. Se abrieron las barreras y los contenedores de nuestros diques interiores estallaron,  aflorando las lágrimas entre los que ya no eran distintos ni desconocidos, sino que el encuentro nos había provocado el sentirnos partes unos de otros, una simbiosis de corazón y espíritus alegres y solidarios.

¿Quién ha dado más? ¿Quién recibió más? ¿Fue la solidaridad efectiva o una excusa para el encuentro? No hay barómetro que pueda medir todo lo que vivimos y nos preguntamos, solamente sabemos a ciencia cierta que ese momento las caras, los abrazos, las miradas y los llantos no nos dejaron de la misma manera que estábamos cuando llegamos.

Pensamos: ¿si pudimos acá, por qué no lo intentamos en otros lugares: en nuestra casa, en el colegio, con los amigos, en el barrio? Ya experimentamos salir al encuentro del otro/a y vimos que no es un imposible… ¿intentamos hacer otro mundo posible?

Regresamos, caminamos unas 30 cuadras cordobesas –o sea 60 en la realidad-, merendamos y nos reunimos todos los grupos en el salón. Cada uno fue dialogando y compartiendo la experiencia que había pasado por su vida.

Al final hicimos el pan, lo amasamos, y bien calentito antes de la cena lo compartimos como Jesús compartió el pan con sus amigos e invitó a los discípulos a repartirlo  entre la gente en ese episodio del Evangelio que nos narra que la gente estaba escuchando a Jesús, se había hecho tarde y entonces los discípulos ante la invitación de Jesús de darles de comer le dijeron que solamente tenían algunos peces y panes. Entonces Jesús le dijo, sienten a la gente en grupos de cincuenta personas. Cada uno con su canastita, alforja o bolsita se fue sentando, empezaron a sacar lo que habían traído para su comida diaria, la fueron poniendo encima de los mantos extendidos sobre el pasto y las piedras. Entre palabra y gestos fueron compartiendo el alimento, y al final sobró. La fraternidad lo había multiplicado y volvieron a sus poblados llenos  en sus corazones  y en sus estómagos, como nosotros lo experimentamos en el día de hoy.

 


El día miércoles muy tempranito nos levantamos, desayunamos y salimos hacia La Cumbrecita. Un largo viaje por caminos de sierras, al comienzo cruzamos la ciudad de Córdoba, la bella docta.

Entre paisajes y paisajes veíamos algunas manchas de los incendios que azotaron a la provincia mediterránea en los últimos tiempos. Alta Gracia que nos sonría con sus monumentos, Anisacate con su río, el Dique Los Molinos con su gran extensión. Las curvas y contracurvas hicieron del viaje un placer demasiado largo.

Arribamos a La Cumbrecita, caminamos entre duendes, hadas y gnomos hacia el Peñón del Águila. Enseguida almorzamos, después una caminata por los senderos de las sierras, entre árboles y piedras. Luego un grupo comenzó a deslizarse en la tirolesa que tenía tres tramos, y otro grupo se dedico a hacer arbolismo –era transitar con sogas y destreza  en medio de árboles altos y con intrincadas  figuras. Mientras tanto el Profesor Sergio iba y venía en la Tirolesa más larga, una especie de Tarzán en las lianas de acero. Después de semejante esfuerzo realizado, un rico té digestivo con una considerable porción de tarta de manzana con frutos del bosque con gotas de caramelo hizo que  pudiera reponer sus alicaídas fuerzas.

A la tardecita, después de refugiarnos del viento que nos asoló durante todo el día repusimos vitaminas y proteínas con una sabrosa chocolatada caliente y unas facturas vienesas.

Caminamos de regreso hacia el micro. Ahí comenzó una travesía entre caminos de tierra y piedras, nos detuvo un pocito de agua, los choferes tuvieron que demostrar su manejo del asunto para  no quedarnos a dormir en ese lugar del paisaje cordobés.

Llegamos bien entrada la noche. El jueves a la mañana nos quedamos un poco más haciendo “nono”, después fuimos a comprar los clásicos salames cordobeses –aunque ya conocíamos a “otros salames cercanos”- y también regalos para nuestros familiares y amigos.
 

A la tarde volvimos a entrar en la sintonía de dinámicas, diálogos y encuentros. Hicimos un balance entre lo que trajimos y lo que nos llevamos. Un debe y un haber, con un saldo altamente positivo. Tomamos la luz cada uno entre sus manos y pasando de compañero a compañero íbamos desgranando nuestros agradecimientos. Al final recordamos a nuestros seres queridos que tienen algunos problemas y le pedimos a Jesús que abrace de nuestro parte a los otros seres amados que ya están junto a él.

Un Padre Nuestro y fuertes abrazo sellaron uno de los últimos momentos en tierras caroyenses. Las lágrimas también fueron invitadas en ese compartir.

Cenamos, cargamos todas nuestras valijas y bolsos y partirnos de regreso a nuestra ciudad, a nuestro barrio. EL viernes por la mañana nuestros familiares nos estaban esperando y nos recibieron con gran alegría.  Fin de Viaje. Ahora es el comienzo de compartir, lo vivenciado y experimentado en nuestras vidas y que ha pasado por el corazón, con nuestras familias y nuestros amigos. GRACIAS.