Parafraseando a Publio Terencio Africano diré que: Soy hombre y por lo tanto nada de lo humano y de todo ser viviente que viva en la tierra y en el universo me es indiferente y ajeno a mi vida.
Como dijo Anaxágoras: Todo tiene que ver con todo.








martes, 17 de diciembre de 2013

EL PLATO DE LA MESA SIEMPRE ESTÁ ESPERANDO.....

En este video -se encuentra al final del texto-, Margarita Barrientos, una ciudadana común, simple, luchadora social, militante de la vida y emprendedora antes las necesidades reales y concretas de la gente nos da en 13 minutos una lección de teología, de elevada teología.
Margarita Barrientos
 
Pequeñas introducción para poner en contexto a la persona que está hablando:
Margarita es fruto de la inmigración interna  que vivió –en especial en el primer peronismo –a partir de 1945- y sigue existiendo en la actualidad este país llamado Argentina.
“Migración interna” significa personas que desde las provincias dónde muchas veces no tienen sin oportunidades laborales (también vienen por otros temas, pero ese es el principal) emigran y confluyen en la capital del país y también en el conurbano (zona que está alrededor de la capital y que pertenece a la provincia de Buenos Aire). El llamado conurbano bonaerense  se divide en varios sub-cordones con realidades sociales diferentes, y allí se encuentra la mayor población, decisiva en el momento de elecciones.
Ella vino de una provincia muy pobre y marginada, Santiago del Estero. Tierras de caudillos y políticos feudales.  Habitada por gente muy buena y sencilla, trabajadora y con ritmo de chacareras.
 El nombre el tren “Estrella del norte” es muy reconocido porque venía del norte hacia el puerto, trayendo a todos los inmigrantes que subían en las diferentes provincias con sus valijas y algunos animales para anclar en Buenos Aires. Ella, Margarita,  como tantos vinieron con el sueño de encontrar la felicidad y la prosperidad, a veces con promesas mentirosas.
La mayoría  término haciendo trabajos con escaso sueldo y en el mercado marginal. Muchos de ellos engrosaron las villas miserias y los hoteles de inquilinos –verdaderas pocilgas donde se almacena gente. Hoy muchas habitan en las veredas –aceras- dónde tienen su hábitat. Algunos con mucho tesón fueron saliendo de esas situaciones y se insertaron en los mercados laborales legales. Fundaciones y ONGs, con fuerte presencia de las iglesias trabajan con estas personas de carne y hueso que buscan una posada dónde estar.
Sin embargo, gente como Margarita- hoy les toca lidiar con un gran flagelo que se apodera de los sectores marginados y pobres que es la droga. Esos hijos y nietos que sufrieron los embates del neoliberalismo son los que ahora están quebrados en cuanto a su futuro y desembarcan en la droga como forma de sobrevivir en su vida y ser parte de una red más enorme que conocemos como narcotráfico y cuyas destinos finales –del producto elaborado y refinado- son Europa y EEUU. Siendo España uno de los principales receptores de toda esa nefasta mercadería que pasa y se procesa en este país.
 
Cirujear es una palabra que nos habla y representa a las personas que buscan entre la basura diversos elementos que pueden vender o bien usar para comer. Cartón, vidrio, papel, comida, y todos aquellos elementos que tengan un valor para seguir sobreviviendo.  La mayor eclosión de los famosos cirujas o conocidos como cartoneros fue en la crisis de 2001, hoy nuevamente -2013- se vuelven a ver a estas personas que a pie, en carros tirados por caballos, en bicicleta o de diversas maneras deambulan por las calles y veredas “cirujeando”.
Lo importantes es el testimonio de Margarita y su texto de Evangelio hecho vida del final…