Parafraseando a Publio Terencio Africano diré que: Soy hombre y por lo tanto nada de lo humano y de todo ser viviente que viva en la tierra y en el universo me es indiferente y ajeno a mi vida.
Como dijo Anaxágoras: Todo tiene que ver con todo.








viernes, 27 de octubre de 2017

LA ESPERA -cuento-

LA ESPERA

¨Todos compartimos el mundo por un breve tiempo” (Desconocido)

La señora Mónica se levantó temprano como lo hacía todos los días. Encendió la hornalla, llenó la pava con agua y la puso sobre el fuego. Vacío el mate del día anterior en el cesto de los residuos que estaba sobre la mesada. Apenas la pava comenzó a silbar la retiró del fuego, luego lleno el mate con yerba, mojó levemente la yerba, introdujo la bombilla y lo llenó con agua caliente, así tomó ese primer mate de la mañana. Puso el resto del agua en el termo, apagó la hornalla, salió al patio y miró las plantas. El sol iba descorriendo de a poco las sombras de la noche.

La Señora Mónica tomó varios mates seguidos, luego sacó la traba de la puerta que daba a la calle, destrabó los pasadores, puso la llave, la giro dos veces y bajando el picaporte abrió la puerta que la devolvió al mundo de los mortales. Mirando desde la puerta saludo a algunos vecinos que pasaban rumbo a sus trabajos,  a otros que barrían de sus veredas  las últimas hojas que estaban cayendo del otoño y a los que paseaban sus perros.

Luego de un tiempo de mirar, caminó hacia la esquina, vio que los recolectores de residuos se habían llevado la bolsa que había depositado en la tarde anterior en el canasto sostenido por el palo de la luz.


Volvió a entrar, siguió tomando unos mates, encendió la radio, escuchó las noticias y luego se puso a esperar. De la radio salían voces con comentarios, propagandas y noticias. Ella estaba sentada y  esa espera se alternaba con los mates que seguía tomando. No puedo saber lo que piensa, su rostro no delata nada. Puedo percibir que detrás de  los gruesos anteojos están sus ojos fijos. 

El tiempo pasa, los segundos le dan paso a los minutos y estos siguen girando en el minutero del reloj y así va cambiando la hora. La espera avanza. ahora junto a su ansiedad. No llega lo esperado. Tarda más de lo habitual. Se levanta, toma el teléfono, disca el número y luego de un rato de espera  nadie le contesta. Cuelga el teléfono y se vuelve a sentar.  

Continúa esperando. El tiempo no se detiene. El tiempo es como la vida, aunque estemos sentados y no hagamos nada con ella sigue corriendo. Tarde o temprano llegará lo que ella espera. Sentada escucha un golpe que interrumpe esa tensa espera. Un golpe le sucede a otro. Se levanta casi automáticamente, llega a la puerta y la abre y se saludan. 

La Señora Mónica le dice: “un sifón por favor”.

sdalbessio@gmail.com