Parafraseando a Publio Terencio Africano diré que: Soy hombre y por lo tanto nada de lo humano y de todo ser viviente que viva en la tierra y en el universo me es indiferente y ajeno a mi vida.
Como dijo Anaxágoras: Todo tiene que ver con todo.








lunes, 30 de septiembre de 2024

LOS DESARROPADOS


Hace tiempo que vengo pensando y reflexionando pero por sobre todo mirando e interactuando con aquellos que llamo simplemente “los desarropados” y  que defino como lo expresa su palabra “sin ropas”.  Cuando digo sin ropas me refiero no solamente a la vestimenta material –que en algunos casos es así-, sino a todos aquellos valores que pertenecen a nuestra dignidad humana , nacer, crecer y vivir como seres humanos: comida, salud, respeto, justicia, educación, empatía  son algunos de ellos entre la extensa lista de elementos constitutivos de nuestra humanidad. Los desarropados no solo carecen de ellos, tampoco tienen las posibilidades de obtenerlos.

Haciendo un paneo de mi existencia terrenal veo que desde mi infancia siempre estuve ligado a estas personas y por lo tanto fueron parte de mi formación personal. Por eso mi estima por aquellos que por diferentes motivos parecen haber sido desterrados del “paraíso terrenal” que hemos construido en este mundo lejos de aquel edén que nos fue prometido en los génesis de los diversos libros sagrados a los cuales recurrimos como humanidad. Paraíso para pocos, pero infierno para muchos.

En mis largos viajes realizados en forma cotidiana durante mi vida laboral activa nunca use aparatos de sonido para que no taparan mis oídos y pudiera escuchar a mis ocasionales acompañantes. Trataba de tener en mis manos un libro, revista o diario, elementos que me servían para iniciar una charla durante el viaje, ya sean en micro, tren o subte con los diversos interlocutores con quienes compartíamos la construcción diaria de este mundo.

La mirada siempre la he centrado en el rostro y las manos de las personas con el intento de intuir en esos dos escenarios –cara y manos-  lo que la persona ha vivido en su pasado y vive en su actualidad. Los rostros con sus ojos, sus miradas, y las manos con sus movimientos son cartas de presentación y mapas a recorrer. Los que nos dedicamos al trabajo de estar en contacto permanente con otros seres humanos, por ejemplo atención al público en una oficina o negocio o en la docencia con el tiempo afinamos nuestros ojos y oídos de tal manera que ya podemos percibir las necesidades de los otros.

En las paradas de colectivo, en los negocios donde realizo las compras, en los sanatorios u otros espacios sociales siempre posibilito la conversación con o por lo contrario  me generan dialogo aquellas personas que cargan con una larga lista de problemas y de dolores. Me da la impresión que sienten que son seres humanos de descarte  y que sufren la segregación por parte de otros seres humanos que pueden ser sus familiares y también de parte de aquellos con los que se encuentran ocasionalmente. Escucho sus historias, sus reclamos, sus fabulaciones, y sus pedidos de escucha, a veces parecen gritos de auxilio.

Cuando me despido de ellos la mayoría lo hace dándome un buen deseo o bien con una bendición ya sea invocando a Dios o a la Virgen, generalmente retribuyo de la misma manera. Casi todos recuerdan a sus padres o tienen nostalgia del pasado. Otros me hablan de la sociedad del respeto que antes había y otros ensayan con sus palabras los momentos de gloria personal que vivieron.

Los desarropados pueden tener problemas  mentales,  carencias afectivas o desequilibrios emocionales,  lo seguro es que están descartados por la sociedad que consume y consume.

También en eso desarropados están  los enfermos,  las mujeres en su lucha diaria, los niños que juntan basura y cartón, los jóvenes que carecen  del hoy, los ancianos invisibilizados o desaparecidos de la escena porque son un gasto y no una ganancia, y podría seguir con una extensa lista que día a día va sumando nuevos desarropados, sin olvidarme de aquellos seres sintientes que son los animales y que también se suman a esta troupe de abandonados.

Al fin y al cabo solo se trataba de vivir…

@derechos reservados.