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POR
FAVOR: PERMITANME DUDAR….
En
estos días pensaba en escribir algunas palabras con motivo de la Navidad y el
fin de año. Asomaban muchas ideas, pero tenían su ocaso muy pronto. Sin embargo,
hoy, Beba, una amiga sabia e inteligente, me comentó que había escrito un cartel
que hablaba de la importancia de dudar. Ahí tuve una revelación de que sería un
buen tema para incluir en este saludo festivo.
Nadie –medianamente informado y pensante-
puede dudar que la violencia, cuyo espiral ha comenzado hace tiempo, es un
elemento de la actual Argentina. Violencia política a la que le pondría de
nombre “la política del barrabravismo”. Ejemplificarla seria una
pérdida de tiempo por la cantidad diaria de hechos que se suceden.
Violencia ciudadana, desde pequeños hechos
como un cruce de coches hasta los innumerables hechos de destrozos, saqueos,
tomas, festejos sin ningún tipo de control o sea de seguridad para aquellos que
no participamos de ninguno de esos hechos y por resguardo de la integridad
física de los que lo generan.
Violencia
en el fútbol, dónde nadie le ha puesto –por intereses varios- los cascabeles a
los gatos, es más, lo han exacerbado y felicitado desde las instancias del mismo
poder.
Violencias
en las iglesias. Pastores y laicos que toman partido por un bando u otro,
excluyendo a los otros que no piensan o actúan de la misma manera. Aquellos que
tendrían que tender puentes de diálogo, de encuentro, actúan en contrario.
Muchas fraternidades, grupos y comunidades actúan sectariamente. Descalifican a
los otros, no solamente de palabras, sino también con hechos. El otro se lo ve
en la dualidad como amigo o enemigo.
En colectivos, trenes, subtes, cines, teatros
y visitas a casas diversas he escuchado lo mismo: “este año en los cumpleaños o en las fiestas
no invitaré a tal o cual, porque siempre habla del mismo tema, no escucha otras
voces y arruina el deseo o clima festivo que uno tiene sobre esa celebración”.
Qué pena!, qué dolor! llegar a estas instancias.
Se multiplican los comunicados de personas y
entidades. Uno escribe, el otro le contesta y así una catarata de palabras dónde
nadie expresa el deseo de acercarse al otro como una tierra sagrada a caminar.
El otro se ve como tierra a arrasar, a destrozar, a violar constantemente. Todos
tenemos la verdad y no nos permitimos dudar.
¿Estará bien lo que pienso? ¿Estará en lo
correcto lo que escribo? ¿Será así lo que digo a los demás con mis palabras?
¿Son mis hechos coherentes con lo que pretendo vivir? ¿Será mi pensamiento
libre? ¿Pensaré con pluralidad y diversidad? ¿No estaré siendo incoherente con
lo que celebro y lo que hago cuando dejo el altar? ¿Buscaré el bien común, de
todos y de todas ó buscaré el bien de mi ombligo? ¿Estaré creando fraternidad o
estaré actuando sectariamente?.
El pesebre me habla de destierro, de encuentro
entre pobres, de puertas cerradas ante un matrimonio embarazado, de Reyes
venidos de países diversos y lejanos, de pastores simples y sencillos que se
quedaron sorprendidos ante la vida que asomaba en ese lugar rodeado de
animales.
El pesebre me permite dudar de mis actitudes,
de mis palabras, de mis gestos. El Pesebre me habla de apertura, de sencillez,
de acogida, de vida, de misterio, de profunda humanidad. Humanidad profunda que
me lleva poder hacer el ejercicio –no fácil- de abrir el corazón al otro-a, de
tender las manos al distinto-a, de caminar junto a aquel-la que no considero mi
compañero-a o amigo-a. De ser fraterno con aquel-la que no comulga con mis
ideas, con mis actos, con mi persona.
Estimados amigos, amigas, compañeros,
compañeras es mi deseo –algo que vengo ejercitando desde hace tiempo- que se
permitan dudar….es un buen signo de crecer, de salir del propio centro hacia
otras periferias, de abandonar nuestras seguridades (celebrativas, ideológicas,
políticas, religiosas, familiares, etc.) en busca de otros misterios, que quizás
nos ayuden a ensanchar el corazón y el espíritu.
En el pesebre de este año estará el nombre de
cada uno/a de ustedes, a los cuales les ha llegado el mensaje. Hasta he dudado
de enviar este mensaje, sin embargo pensé en la riqueza de sus personalidades,
en su compromiso por la vida, en su entusiasmo por recrear una sociedad
inclusiva, abierta y con una mesa donde todos celebremos y por eso me atreví a
enviárselo.
FELIZ NAVIDAD Y UN BUEN AÑO 2013 para que
sigamos cumpliendo nuestros sueños, nuestros anhelos….el dudar y el misterio nos
enriquecen…con afecto, Sergio.
Les regalo una hermosa canción…
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