Parafraseando a Publio Terencio Africano diré que: Soy hombre y por lo tanto nada de lo humano y de todo ser viviente que viva en la tierra y en el universo me es indiferente y ajeno a mi vida.
Como dijo Anaxágoras: Todo tiene que ver con todo.








jueves, 13 de marzo de 2014

Una carga cada vez más pesada



UN CUENTO-fábula para la reflexión
Una carga cada vez más pesada
Cuentan que un duende muy sabio, cansado de ver a los animales enfrentándose y criticándose unos a los otros, un día los convocó a todos y les dijo: - He venido a ayudar a que cada uno pueda liberarse de la pesada carga que lleva; la de sus propias equivocaciones. ¿Alguien quiere corregir su comportamiento?
Rápidamente la mona se adelantó y pidió la palabra:
Gracias
dijo, pero yo nunca me equivoco. Vivo aplaudiendo mi forma ágil de vivir. En cambio, la osa es tan pesada que cuando camina provoca terremotos...
¿Cómo se atreve a criticarme?
repuso ofuscada la osa. ¿Acaso no se dan cuenta de que tengo que andar con paso firme para esquivar los cocos que usted arroja con sus continuas monerías?
Mejor que libren al avestruz de andar corriendo con tal desenfreno...

¡Eh! Que yo estoy orgullosa de ser el ave más corredora y de que nadie iguale mis veloces carreras. El que tiene un andar insoportable es el elefante, que cada vez que se mueve provoca un huracán...
¡No le permito! Estoy feliz por hacer que todo vibre a mi paso y que todos se estremezcan con mí andar. En cambio, estoy harto de que la jirafa con ese cuello tan largo que tiene, ande espiándonos desde las alturas... repuso muy altivo el elefante.
¿Quién se atreve a censurarme? ¡Será de envidia, claro! Porque no puede divisar los paisajes lejanos y estar al tanto de lo que sucede abajo...
Mejor que se ocupe de la tortuga, que me exaspera con su pasmosa calma.

¿Qué dice esa ignorante presumida? Sepa, señora, que mi famosa calma es una grandiosa virtud que me hace merecedora de aplausos, no de críticas. Mejor que la liberen a mi pariente, la serpiente, de la repugnante costumbre de andar arrastrándose por la vida.

¿Arrastrada yo? ¡No le permito! Se indignó la serpiente, pero no pudo seguir, pues la interrumpió el duende:
Por lo visto, nadie quiere sacar de su mochila la pesada carga de sus propios errores y prefieren buscar la paja en el ojo ajeno. Pero sepan, amigos, que para superar esta equivocada actitud tiene que luchar cada uno, buscando enmendarla.
Eso deberían hacer... dijo el duende, mientras ponía a la vista de todos unos carteles con las siguientes leyendas:
1) Que por grande que sea la equivocación, es posible corregirla con sincero arrepentimiento;
2) Que para reparar es una tarea cuidadosa que no puede hacerse a la ligera ni pensando en otra cosa;
3) Que hay que emprender la tarea con amor, entereza y paciencia, pues sin amor por lo que se busca enmendar y sin fortaleza por hacer la tarea lo mejor posible, la enmienda no es duradera; y sin paciencia necesaria, podrían no llegar a terminarla.


Solo esto necesitan saber. Solo esto deberían cargar en su mochila...
QUIEN NO ES CAPAZ DE RECONOCER SUS PROPIOS ERRORES, DIFÍCILMENTE PODRÁ CORREGIRLOS.

Suele ser más fácil ver los errores de los demás que reconocer los propios. Sin embargo, esa actitud nos conduce por un camino equivocado e impide que nos libremos de una carga cada vez más pesada...
Marta Ghiglioni (escritora)

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