Parafraseando a Publio Terencio Africano diré que: Soy hombre y por lo tanto nada de lo humano y de todo ser viviente que viva en la tierra y en el universo me es indiferente y ajeno a mi vida.
Como dijo Anaxágoras: Todo tiene que ver con todo.








jueves, 27 de marzo de 2014

Y VIENEN POR MÁS



Y VIENEN POR MÁS

 “La ley del intelectual es cuando todo el universo se arrodilla ante la injusticia convertida en dueña del mundo debe mantenerse de pie y oponerle la conciencia humana” Julie Benda.

Reflexión escrita días antes del 25° Aniversario del golpe militar de 1976. La vorágine de acontecimientos precipitaron su archivo. La misma fue exhumada en estos días y al leerla me he dado cuenta que todo estaba como entonces.

Hemos transitado el camino de 1983 hasta la fecha pensando que la democracia (estado de derecho) que había sido reconquistada luego de años de oscuridad y sangre no debía perderse y por eso la lucha de su sostenimiento debía hacerse en todos los frentes.
Observamos un ampuloso y mediático juicio a las juntas que culminó con el alegato de un fiscal que en nombre de la sociedad dijo NUNCA MÁS. Pero la obediencia debida y el punto final de un gobierno más el indulto de otro arrasaron con lo jurídico y fueron socavando la credibilidad del pueblo en las instituciones.

Todo fue en pos de una reconciliación, que no sucedió, sino que profundizó la brecha entre lo real que vive el ciudadano cotidianamente y lo que piensan aquellos que fueron elegidos para gobernar, legislar o administrar justicia.
Los intentos de golpear lo que fue legítimamente recuperado terminaron en un deseo de felices pascuas y aquellos “embetunados” oficiales recibieron el “baño del agua pura de democracia” insertándose en partidos llamados populares o algunos fueron más osadas, crearon sus propias agrupaciones.
Ellos deberían luego de juicios justos y dentro de la ley –que ellos nos negaron- estar archivados en las cárceles, para que en parte aunque sea mínimamente-, expiarán aquellos dolores y sufrimientos que infringieron con saña crueldad y sadismo a tantas mujeres y tantos varones que vivían y luchaban por defender la vida en todas sus formas.
Desaparecieron escritores, periodistas, maestros, profesores, estudiantes, delegados de barrio y de fábricas, intelectuales, políticos honestos y podríamos enumerar una larga lista de varones y mujeres que solamente buscaban con su estilo de vida una forma de vivir con dignidad y un mundo del cual nadie estuviera excluida.
Otros tantos fueron reprimidos, encarcelados y exiliados. Se quiso borrar para siempre no solamente sus nombres sino principalmente sus sueños, sus ideales que eran un espejo donde los señores de la muerte no se podían mirar.
También en esos juicios deberían comparecer aquellos que surgieron en la búsqueda de un mundo mejor, pero tomando las armas no solamente se alzaron contra un gobierno democrático, sino que esa romántica guerrilla se transformó en terrorismo. Sembraron terror con bombas, secuestros y asesinatos agregando más violencia y siguieron enlutando a la Nación.
El espiral de violencia siguió creciendo día a día, comenzado hace años no tuvo final. Cada día fue devorando más víctimas, la ley no fue el punto de convivencia. El dolor fue hiriendo el cuerpo social de toda la Argentina.

Pero la memoria colectiva no desaparece, no muere, pervive de generación en generación. De diferentes formas y maneras los hechos, los gestos y las palabras se conocen, se recuerdan y se actualizan.
En ese golpe 1976 hubo muchos hechos graves, pero hay uno que hemos olvidado. Hubo un gran golpe económico. Ese golpe fue dado con la venia y total aprobación de los sectores ligados a oligarquía local que siempre vivió y se nutrió a expensas del estado, enriqueciéndose en pingues negocios.
Esos ricos locales descubrieron que el occidente liberal y cristiano podía seguir dándole nuevas formas de satisfacer sus apetitosos y voraces deseos de seguir siendo poderosos y acumulando metal precioso.
Los postulados fueron dados hace tiempo, pero sus efectos que es lo real, lo que vivimos nos llegan hasta hoy.
Un hombre proveniente de una tradicional familia manejó el timón de la puesta en marcha de ese modelo que solo contemplaba un país para una cierta cantidad de personas. Algunos gozarían de las migajas que caerían de la mesa de otro grupo “muy pequeño” que se seguiría enriqueciendo a costa de ese estado benefactor y el resto del pueblo sería excluido del gran salón donde se llevarla a cabo tal banquete.
La intervención armada fue el brazo ejecutor de los dictados de “los chicagos boys”. Estos últimos hacen sus recetas solo para la salvación de unos pocos. El plan funcionó como un andamiaje perfecto. Paso a paso se fueron cumpliendo los plazos, los objetivos y se festejaron los logros.
La deuda privada que contrajeron los amigos del sistema se estatizó (aquí funcioné el principio de solidaridad, podría decir con ironía que fue un giro hacia el socialismo), se apartó del camino y se aniquiló a aquellos que oponían resistencia.
El gran hermano del norte dijo en su momento que la doctrina de seguridad nacional había ya cumplido sus objetivos y ahora a la madura América Latina le tocaba el tiempo de vivir en democracia Se abrieron dos caminos: por un lado lo económico siguió su rumbo en forma individual (senda a la que accedieron unos pocos) y por el otro iban lo político y lo social (aquí todos creímos ver concretizados nuestros ideales de cambiar la historia).
En el año 1989 los mercados en complicidad con sindicalistas y el peronismo dieron su golpe y derrocaron a un gobierno constitucional que tuvo que entregar por anticipado el poder. No desaparece gente ni se tortura ... eso creemos.
Este golpe dio paso a la convertibilidad que luego de un tiempo de panacea (eran momentos de pizza con champán, viajes a lugares exóticos, mucho ruido y pocas nueces) las fábricas comenzaron a cenar, los negocios a bajar sus cortinas y esto generó despidos que se reflejaron en altos índices de desocupación. Las empresas nacionales de servicios eran compradas por grupos extranjeros a cambio de unas pocas monedas, las irrisorias indemnizaciones solo sirvieron para multiplicar los kioscos y las agencias de remises.
La deuda que se había contraído con el exterior desde 76 al 83 siguió un vertiginoso crecimiento. Se pagaban los intereses con créditos que se solicitaban y los montos del interés sobre el capital producían más interés aumentando la misma en forma gigantesca.
La patria financiera saltaba de alegría, los grandes grupos de banqueros compraban por centavos a los bancos que quebraban, los únicos que pagaron este ajuste fueron los pequeños inversionistas que nunca más vieron su dinero que con años de sacrificio habían plasmado en un plazo fijo o una simple caja de ahorros,
El terrorismo económico que comenzó el 24 de marzo de 1976 no tuvo procesados entre sus máximos responsables, por lo tanto no tuvo condenados.
Si en cambio obtuvieron múltiples condecoraciones y una de los tantos fue integrar el staff de todos los últimos gobiernos. Al frente del Ministerio de Economía siempre estuvieron los alumnos fieles a este sistema
Cavallo (Domingo Felipe) está desde hace tiempo entre nosotros, estuvo cuando se “estatizó” la deuda privada durante el gobierno de facto (dictadura), luego volvió en los noventa de la mano de Menen (gobierno peronista), y ahora volvió en el 2001 traído por un gobierno aliancista (De la Rúa).
Si hizo responsable de la paternidad de la convertibilidad sin necesidad de prueba de ADN corno ahora de la procreación de la competitividad.

Algunos no perdemos la memoria, no nos pueden cambiar el significado real de cada término, de cada actitud: a lo que ellos le dicen riesgo país, nosotros le decimos simplemente extorsión a lo que ellos le dicen interés o fondo patriótico, nosotros le decimos usura, a lo que ellos le dicen convertibilidad, nosotros lo traducimos en achicamiento del país, en desocupación, en congelamiento de sueldo, en educación, salud y seguridad solo para unos pocos; a lo que ellos le dicen competitividad, nosotros le decimos enriquecimiento de los mismos de siempre, exclusión y marginación para la gran mayoría
Ayer era el “no te metas”; se decía en voz baja “algo habrán hecho”, cada uno se- fue encerrando en lo suyo como el cuento “Casa Tomada” de Cortázar, se miraba desde detrás de las puertas y ventanas, no había que ser testigo. Eso era peligroso.
Ese temor tuvo sus éxitos.
Hoy lo público, o sea los grandes debates sobre la economía, las políticas sociales, el proyecto de país con sus componentes sociales (la educación, la seguridad, el trabajo, la salud) o sea lo que nos corresponde o nos atañe a todos se va discutiendo y proyectando en los ámbitos privados y por lo tanto está en manos de unos pocos. Los medios de comunicación a esta política haciendo de aquello que es privado una cosa pública. Lo que sucede en una casa o en un lugar de esparcimiento, o sea algo íntimo se da para que sea devorado por el público. Lo distratívo hace que uno olvide lo real.
Luego del 2001 ya descreídos como sociedad, comenzamos a recuperar poco a poco la iniciativa. Tuvimos esperanza a partir de 2003, pero aquellos que podemos afinar entre la práctica y la teoría nos fuimos dando cuenta que ese mágico relato no nos llevaría a buen puerto.

Como siempre muchas veces predicamos en el desierto. Los profetas de la corte cambian de discurso según quién esté en la misma. El profetismo que está con la gente no cambia ni por cargos ni por dineros el mensaje.

Hoy a 2014 estamos carentes de ideas, con mayor ignorancia, con relatos mentirosos, con realidades apremiantes, con índices de violencia de todo tipo, sin liderazgos y lo peor….es que no encontramos la brújula.
Sin embargo a pesar de todo, hay gente que todavía sigue apostando a vivir mejor y trabaja por el bien común, no es uno sólo, somos muchos, todavía tendremos que seguir por unos años en el desierto. Ese caminar no lo hacemos solamente por nosotros, sino también por las generaciones presentes y futuras que llegarán un día a disfrutar de la tierra prometida.

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