Y VIENEN POR MÁS
“La ley del intelectual es
cuando todo el universo se arrodilla ante la injusticia convertida en dueña del
mundo debe mantenerse de pie y oponerle la conciencia humana” Julie Benda.
Reflexión escrita días antes del 25° Aniversario del golpe militar de
1976. La vorágine de acontecimientos precipitaron su archivo. La misma fue
exhumada en estos días y al leerla me he dado cuenta que todo estaba como
entonces.
Hemos transitado
el camino de 1983 hasta la fecha pensando que la democracia (estado de derecho)
que había sido reconquistada luego de años de oscuridad y sangre no debía
perderse y por eso la lucha de su sostenimiento debía hacerse en todos los
frentes.
Observamos un
ampuloso y mediático juicio a las juntas que culminó con el alegato de un
fiscal que en nombre de la sociedad dijo NUNCA MÁS. Pero la obediencia debida y
el punto final de un gobierno más el indulto de otro arrasaron con lo jurídico
y fueron socavando la credibilidad del pueblo en las instituciones.
Todo fue en pos de
una reconciliación, que no sucedió, sino que profundizó la brecha entre lo real
que vive el ciudadano cotidianamente y lo que piensan aquellos que fueron
elegidos para gobernar, legislar o administrar justicia.
Los intentos de
golpear lo que fue legítimamente recuperado terminaron en un deseo de felices
pascuas y aquellos “embetunados” oficiales recibieron el “baño del agua pura de
democracia” insertándose en partidos llamados populares o algunos fueron más
osadas, crearon sus propias agrupaciones.
Ellos deberían
luego de juicios justos y dentro de la ley –que ellos nos negaron- estar
archivados en las cárceles, para que en parte aunque sea mínimamente-, expiarán
aquellos dolores y sufrimientos que infringieron con saña crueldad y sadismo a
tantas mujeres y tantos varones que vivían y luchaban por defender la vida en
todas sus formas.
Desaparecieron
escritores, periodistas, maestros, profesores, estudiantes, delegados de barrio
y de fábricas, intelectuales, políticos honestos y podríamos enumerar una larga
lista de varones y mujeres que solamente buscaban con su estilo de vida una
forma de vivir con dignidad y un mundo del cual nadie estuviera excluida.
Otros tantos
fueron reprimidos, encarcelados y exiliados. Se quiso borrar para siempre no
solamente sus nombres sino principalmente sus sueños, sus ideales que eran un
espejo donde los señores de la muerte no se podían mirar.
También en esos
juicios deberían comparecer aquellos que surgieron en la búsqueda de un mundo
mejor, pero tomando las armas no solamente se alzaron contra un gobierno
democrático, sino que esa romántica guerrilla se transformó en terrorismo.
Sembraron terror con bombas, secuestros y asesinatos agregando más violencia y
siguieron enlutando a la Nación.
El espiral de
violencia siguió creciendo día a día, comenzado hace años no tuvo final. Cada
día fue devorando más víctimas, la ley no fue el punto de convivencia. El dolor
fue hiriendo el cuerpo social de toda la Argentina.
Pero la memoria
colectiva no desaparece, no muere, pervive de generación en generación. De
diferentes formas y maneras los hechos, los gestos y las palabras se conocen,
se recuerdan y se actualizan.
En ese golpe 1976
hubo muchos hechos graves, pero hay uno que hemos olvidado. Hubo un gran golpe
económico. Ese golpe fue dado con la venia y total aprobación de los sectores
ligados a oligarquía local que siempre vivió y se nutrió a expensas del estado,
enriqueciéndose en pingues negocios.
Esos ricos locales
descubrieron que el occidente liberal y cristiano podía seguir dándole nuevas
formas de satisfacer sus apetitosos y voraces deseos de seguir siendo poderosos
y acumulando metal precioso.
Los postulados
fueron dados hace tiempo, pero sus efectos que es lo real, lo que vivimos nos
llegan hasta hoy.
Un hombre
proveniente de una tradicional familia manejó el timón de la puesta en marcha
de ese modelo que solo contemplaba un país para una cierta cantidad de
personas. Algunos gozarían de las migajas que caerían de la mesa de otro grupo
“muy pequeño” que se seguiría enriqueciendo a costa de ese estado benefactor y
el resto del pueblo sería excluido del gran salón donde se llevarla a cabo tal
banquete.
La intervención
armada fue el brazo ejecutor de los dictados de “los chicagos boys”. Estos
últimos hacen sus recetas solo para la salvación de unos pocos. El plan
funcionó como un andamiaje perfecto. Paso a paso se fueron cumpliendo los
plazos, los objetivos y se festejaron los logros.
La deuda privada
que contrajeron los amigos del sistema se estatizó (aquí funcioné el principio
de solidaridad, podría decir con ironía que fue un giro hacia el socialismo),
se apartó del camino y se aniquiló a aquellos que oponían resistencia.
El gran hermano
del norte dijo en su momento que la doctrina de seguridad nacional había ya
cumplido sus objetivos y ahora a la madura América Latina le tocaba el tiempo
de vivir en democracia Se abrieron dos caminos: por un lado lo económico siguió
su rumbo en forma individual (senda a la que accedieron unos pocos) y por el
otro iban lo político y lo social (aquí todos creímos ver concretizados
nuestros ideales de cambiar la historia).
En el año 1989 los
mercados en complicidad con sindicalistas y el peronismo dieron su golpe y
derrocaron a un gobierno constitucional que tuvo que entregar por anticipado el
poder. No desaparece gente ni se tortura ... eso creemos.
Este golpe dio
paso a la convertibilidad que luego de un tiempo de panacea (eran momentos de
pizza con champán, viajes a lugares exóticos, mucho ruido y pocas nueces) las
fábricas comenzaron a cenar, los negocios a bajar sus cortinas y esto generó
despidos que se reflejaron en altos índices de desocupación. Las empresas
nacionales de servicios eran compradas por grupos extranjeros a cambio de unas
pocas monedas, las irrisorias indemnizaciones solo sirvieron para multiplicar
los kioscos y las agencias de remises.
La deuda que se
había contraído con el exterior desde 76 al 83 siguió un vertiginoso
crecimiento. Se pagaban los intereses con créditos que se solicitaban y los
montos del interés sobre el capital producían más interés aumentando la misma
en forma gigantesca.
La patria
financiera saltaba de alegría, los grandes grupos de banqueros compraban por
centavos a los bancos que quebraban, los únicos que pagaron este ajuste fueron
los pequeños inversionistas que nunca más vieron su dinero que con años de
sacrificio habían plasmado en un plazo fijo o una simple caja de ahorros,
El terrorismo
económico que comenzó el 24 de marzo de 1976 no tuvo procesados entre sus
máximos responsables, por lo tanto no tuvo condenados.
Si en cambio
obtuvieron múltiples condecoraciones y una de los tantos fue integrar el staff
de todos los últimos gobiernos. Al frente del Ministerio de Economía siempre
estuvieron los alumnos fieles a este sistema
Cavallo (Domingo
Felipe) está desde hace tiempo entre nosotros, estuvo cuando se “estatizó” la
deuda privada durante el gobierno de facto (dictadura), luego volvió en los
noventa de la mano de Menen (gobierno peronista), y ahora volvió en el 2001
traído por un gobierno aliancista (De la Rúa).
Si hizo
responsable de la paternidad de la convertibilidad sin necesidad de prueba de ADN
corno ahora de la procreación de la competitividad.
Algunos no
perdemos la memoria, no nos pueden cambiar el significado real de cada término,
de cada actitud: a lo que ellos le dicen riesgo país, nosotros le decimos
simplemente extorsión a lo que ellos le dicen interés o fondo patriótico,
nosotros le decimos usura, a lo que ellos le dicen convertibilidad, nosotros lo
traducimos en achicamiento del país, en desocupación, en congelamiento de
sueldo, en educación, salud y seguridad solo para unos pocos; a lo que ellos le
dicen competitividad, nosotros le decimos enriquecimiento de los mismos de
siempre, exclusión y marginación para la gran mayoría
Ayer era el “no te
metas”; se decía en voz baja “algo habrán hecho”, cada uno se- fue encerrando
en lo suyo como el cuento “Casa Tomada” de Cortázar, se miraba desde detrás de
las puertas y ventanas, no había que ser testigo. Eso era peligroso.
Ese temor tuvo sus
éxitos.
Hoy lo público, o
sea los grandes debates sobre la economía, las políticas sociales, el proyecto
de país con sus componentes sociales (la educación, la seguridad, el trabajo,
la salud) o sea lo que nos corresponde o nos atañe a todos se va discutiendo y
proyectando en los ámbitos privados y por lo tanto está en manos de unos pocos.
Los medios de comunicación a esta política haciendo de aquello que es privado
una cosa pública. Lo que sucede en una casa o en un lugar de esparcimiento, o
sea algo íntimo se da para que sea devorado por el público. Lo distratívo hace
que uno olvide lo real.
Luego del 2001 ya
descreídos como sociedad, comenzamos a recuperar poco a poco la iniciativa.
Tuvimos esperanza a partir de 2003, pero aquellos que podemos afinar entre la
práctica y la teoría nos fuimos dando cuenta que ese mágico relato no nos
llevaría a buen puerto.
Como siempre
muchas veces predicamos en el desierto. Los profetas de la corte cambian de
discurso según quién esté en la misma. El profetismo que está con la gente no
cambia ni por cargos ni por dineros el mensaje.
Hoy a 2014 estamos
carentes de ideas, con mayor ignorancia, con relatos mentirosos, con realidades
apremiantes, con índices de violencia de todo tipo, sin liderazgos y lo
peor….es que no encontramos la brújula.
Sin embargo a
pesar de todo, hay gente que todavía sigue apostando a vivir mejor y trabaja
por el bien común, no es uno sólo, somos muchos, todavía tendremos que seguir
por unos años en el desierto. Ese caminar no lo hacemos solamente por nosotros,
sino también por las generaciones presentes y futuras que llegarán un día a
disfrutar de la tierra prometida.
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