El perdón es liberación
Sergio Dalbessio, 14-Agosto-2013
El amor triunfa, al menos en esta vida, no porque se elimine el mal de
una vez por todas, sino porque se le resiste y se le vence de nuevo cada día.
No nos aseguramos el bien para siempre con algún acto heroico, se le
reconquista cada vez de nuevo, de manera repetida. San Pedro preveía un límite
para el perdón. Siete veces y luego el pecado se volvía irreversible.
Pero Cristo le dice que el perdón se repite hasta el infinito (Merton, Thomas. Escrito en 1964. )
Quiero compartir con ustedes dos noticias –de culturas diferentes- y algunas frases que nos permitan reflexionar
el tema del perdón y la reconciliación, La primera noticia nos cuenta que:
“Durante siete años, la joven iraní Ameneh
Bahrami estuvo consumida por el deseo de venganza. El pretendiente rechazado
que arruinó su vida cuando tenía 26 años lanzándole ácido en la cara y
dejándola casi ciega estaba condenado a sufrir un destino similar. Pero a
último minuto, la víctima dio ayer marcha atrás.
“¿Qué quieres hacer ahora?”, preguntó el médico a esta mujer iraní, que ahora tiene 32 años. “Lo perdoné”, respondió ella, parada junto a su atacante en una sala de operaciones,
en una dramática escena que fue transmitida ayer por la televisión estatal de
Irán. Así, bajo fuertes presiones internacionales, Bahrami renunció a la ley
del Talión, con la que una víctima puede aplicarle a su atacante el mismo
sufrimiento. El brutal episodio sucedió en 2004, cuando la mujer y Mayid
Mowahedi eran estudiantes en la Universidad de Teherán. Ella rechazó la
propuesta de matrimonio de Mowahedi, quien, ante la negativa, respondió
enfurecido, lanzándole ácido en la cara. La ley islámica permite el “ojo por ojo”, por lo que Bahrami obtuvo el derecho en una sentencia de 2008 de cegar
a su atacante con dos gotas de ácido. Pero a último momento, se echó atrás. “Lo hice por varias razones: por Dios, por mi país y por mí misma”, dijo ayer a la prensa local, y añadió que su propia familia estaba en
contra del castigo. Además, aseguró que la decisión la ha liberado. “Le doy gracias por su generosidad y me arrepiento en lo más profundo de
mi horrible acto”, fueron las palabras del atacante, entre lágrimas. La familia de Bahrami
también se mostró aliviada. “Esto traerá más
paz a mi hija que la venganza“, dijo su padre.
Bahrami reside en España, donde está bajo tratamiento médico. Pese a varias
operaciones, perdió la visión de uno de sus ojos y casi la totalidad del otro.
Los cirujanos que la atienden creen que necesitará por lo menos cinco
operaciones para cambiar su aspecto. Además, necesitará otra cirugía más
compleja para devolverle la vista en un ojo.” (Agencias AP, ANSA y EFE)
Nos regalas el perdón. No nos pides negociarlo contigo a base de
castigos y contratos. “Tu pecado está perdonado. No peques más. Vete y vive sin
temor. Y no cargues el cadáver de ayer sobre tu espalda libre”.
No nos pides sanear la deuda impagable de habernos vuelto contra ti. Nos ofreces una vida nueva sin tener que trabajar abrumados por la angustia, pagando los intereses de una cuenta infinita. Nos perdonas con todo el corazón (Oración de Theilard de Chardin cuyo título es Adora y Confía).
No nos pides sanear la deuda impagable de habernos vuelto contra ti. Nos ofreces una vida nueva sin tener que trabajar abrumados por la angustia, pagando los intereses de una cuenta infinita. Nos perdonas con todo el corazón (Oración de Theilard de Chardin cuyo título es Adora y Confía).
Aquí algunos párrafos de la carta de un sobreviviente al autor de los
atentados en Noruega: “No vamos a responder
al mal con mal“, le dice un adolescente de 16
años a Anders Beivik.
“No vamos a responder al mal con mal,
como hubieras querido. Estamos luchando contra el mal con el bien. Y vamos a
ganar”. El inicio es el tradicional “Querido Anders Behring Breivik”. “Tal vez creés que has ganado. Mataste a mis amigos y pensás que
destruiste al Partido Laborista y a quienes creen en una sociedad
multicultural”. Quien escribe es Benjamin Oesteboe, de 16 años, que perdió a cinco
amigos en la matanza. “Que sepas que
fracasaste”, destaca el chico en el texto publicado en Facebook y difundido por el
periódico noruego Dagbladet. «Te describís como un héroe, un caballero. No lo sos. Pero una cosa es
cierta: creaste héroes. En ese caluroso día de julio creaste algunos de los
héroes más grandes que el mundo haya visto jamás», escribe Benjamin. El pasado 22 de julio Benjamin Oesteboe se escondió
junto a algunos amigos en la ribera del río al escuchar los disparos de Anders
Breivik, que irrumpió en la isla de Utoya vestido con uniforme de policía.
Benjamin consiguió salvar su vida cuando alrededor de las 18.25, unos ochenta
minutos después del comienzo del tiroteo llegó la policía. “Debés saber cómo funcionó tu plan. Sos el hombre más odiado de Noruega.
Muchos están enfadados, pero yo no estoy enfadado. No tengo miedo. No podrás
alcanzarnos, somos más grandes que vos», escribe Benjamin al final del texto.
(publicado por el diario La Nación, el 1 de agosto de
2011).
No eres un Dios de tantos por ciento en el amor. “A éste setenta y cinco
y al otro sólo veintitrés”. Hagamos lo que hagamos somos hijos cien por
cien. Tu perdón es para todos. No sólo cargas sobre el hombro a la oveja
perdida, sino también al lobo manchado con la sangre de la oveja.
Perdonas siempre. Setenta veces siete saltas al camino para acoger nuestro regreso, sin cerrarnos el rostro ni racionarnos la palabra, por nuestras fugas repetidas.
Con el perdón nos das el gozo. No quieres que rumiemos en un rincón de la casa nuestro pasado roto, como un animal herido, sino que celebremos la fiesta de todos los hermanos, vestidos de gala y de perfume, entrando en tu alegría.
Te pedimos en el Padrenuestro: “Perdónanos como perdonamos”. Hoy te pedimos más todavía: enséñanos a perdonar a los demás y a nosotros mismos morales.
Haz que brote, y conserva siempre sobre tu rostro, una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor continuamente te dirige. Y en el fondo de tu alma coloca, antes que nada, como fuente de energía y criterio de verdad, todo aquello que te llene de la paz de Dios.
Recuerda: cuanto te deprima e inquiete es falso. Te lo aseguro en e nombre de las leyes de la vida y de las promesas de Dios.
Por eso, cuando te sientas apesadumbrado, triste, adora y confía (Oración de Theilard de Chardin cuyo título es Adora y Confía).
Perdonas siempre. Setenta veces siete saltas al camino para acoger nuestro regreso, sin cerrarnos el rostro ni racionarnos la palabra, por nuestras fugas repetidas.
Con el perdón nos das el gozo. No quieres que rumiemos en un rincón de la casa nuestro pasado roto, como un animal herido, sino que celebremos la fiesta de todos los hermanos, vestidos de gala y de perfume, entrando en tu alegría.
Te pedimos en el Padrenuestro: “Perdónanos como perdonamos”. Hoy te pedimos más todavía: enséñanos a perdonar a los demás y a nosotros mismos morales.
Haz que brote, y conserva siempre sobre tu rostro, una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor continuamente te dirige. Y en el fondo de tu alma coloca, antes que nada, como fuente de energía y criterio de verdad, todo aquello que te llene de la paz de Dios.
Recuerda: cuanto te deprima e inquiete es falso. Te lo aseguro en e nombre de las leyes de la vida y de las promesas de Dios.
Por eso, cuando te sientas apesadumbrado, triste, adora y confía (Oración de Theilard de Chardin cuyo título es Adora y Confía).
“Quién decide perdonar elige romper las cadenas de la memoria pasada y
opta por un futuro completamente nuevo. Perdonar es construir una historia
nueva. Es un ejercicio de autonomía y libertad. Pero hay una clara diferencia
de contenido psicológico entre la palabra opción y el término decisión. En cuanto opción, el perdón es una propuesta para el libre arbitrio, mientras
que como decisión tiene un carácter imperativo. La decisión pertenece a las
mismas víctimas, que comprenden la imposibilidad de vivir toda la vida
condenadas a sufrir las consecuencias producidos por las ofensas. Quien perdona
se cura, y al curarse, aumenta la potencia y la calidad de sus relaciones
cotidianas. La decisión de perdonar implica también la determinación de no
buscar hacer justicia por sí mismo. La decisión de perdonar exige, sin duda, un
fuerte componente de sacrificio por parte de la víctima. Pero trae salud,
liberación, paz profunda, porque vuelve sagrado lo que era profano” (La Revolución del Perdón, de Leonel Narváez Gómez y Alessandro
Armato, San Pablo, 2010. Leonel Narváez Gómez es uno de los fundadores de las
ESPERE (Escuelas del Perdón y la Reconciliación) que funciona en Colombia. Se
puede conocer y consultar en: http://www.fundacionparalareconciliacion.org ).
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