Parafraseando a Publio Terencio Africano diré que: Soy hombre y por lo tanto nada de lo humano y de todo ser viviente que viva en la tierra y en el universo me es indiferente y ajeno a mi vida.
Como dijo Anaxágoras: Todo tiene que ver con todo.








lunes, 15 de junio de 2020

PADRE NUESTRO


Padre Nuestro
que habitas en el cielo y en la tierra,
que estás aquí junto a nosotros,
en este momento estás junto a mí.

Santificamos tu nombre,
te llamamos Dios porque lo creemos,
aún en medio de las dudas y enojos
balbuceamos e invocamos tu nombre.
Venga a nosotros la verdad, la justicia,
la paz, la misericordia, el perdón y
la compasión.

Buscamos hacer el bien, con sincero corazón,
y a veces no nos sale como deseamos,
pero tenemos la certeza que estamos construyendo juntos
tu Reino, ese que nos enseñó Jesús, con palabras y acciones.
Reino que es una comunidad, un espacio donde todos cabemos,
sin exclusiones, respetando y valorando las diferencias tan necesarias
para crecer como personas y como humanidad.

Háganse tus deseos de que el hombre viva en armonía,
hagamos nosotros lo posible esos deseos,
que los seres humanos junto la naturaleza
y al cosmos que nos cobija,
podamos vivir anticipadamente los destellos
de lo que será contemplado eternamente
luego de nuestra muerte física y psíquica,
fluirá nuestro espíritu con toda su energía,
allí en lo que llamamos cielo, que incluye la tierra.

Danos el pan nuestro de cada día,
el de la mesa cotidiana,
el de la salud,
de la educación,
del trabajo, de la diversión,
de la libertad de expresarnos, de rezar, celebrar y cantar,
de ser artesanos con nuestros manos,
el de respetar la naturaleza,
el pan del dialogo,
de buscar la plenitud como mujeres y hombres.

Te pedimos ese pan porque sabemos
que vistes los lirios del campo y
das de comer a los pájaros del cielo.

Perdona nuestros enojos, mentiras, violencias,
calumnias, divisiones y guerras
que traen muerte, dolor y deseos de venganza.
Desde nuestra fragilidad nosotros intentamos perdonar
a aquellos que nos hicieron daño
y a los que consideramos que dañaron
a nuestra familia, grupo, tribu, amigos y compañeros.

Ayúdanos para que no cedamos a la tentación
de ser violentos, corruptos, egoístas, avaros,
de aplicar la ley del talión
y danos la fuerza para no convertir en actos aquellos
pensamientos segregacionistas, egoístas, de muerte,
 y que las acciones que realicemos para con los demás
estén inspiradas en el Bien.

Que pueda ser así, amén, que lo que pedimos lo podamos vivir. 
Sergio D.

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