Parafraseando a Publio Terencio Africano diré que: Soy hombre y por lo tanto nada de lo humano y de todo ser viviente que viva en la tierra y en el universo me es indiferente y ajeno a mi vida.
Como dijo Anaxágoras: Todo tiene que ver con todo.








jueves, 19 de julio de 2012

MONSEÑOR ZAZPE


ZAZPE, un HOMBRE de COMUNIÓN, un PASTOR de la FE, un PROFETA SERENO en tiempos violentos.

“En tu carta me comentas lo mucho que te ha impresionado la situación de ese padre que debió emigrar en busca de trabajo.
Quiera Dios que envejezcas con la misma sensibilidad frente al problema del dolor. Que nunca te acostumbres a ser sacerdote” (Monseñor Zazpe en carta que me dirigió en 1981).

Uno de los personajes más significativos de la década del 70 es Monseñor Vicente Zazpe. Sin embargo su figura recién ahora, tibiamente, se comienza a descubrir.
Un hombre de equilibrio y  de comunión permanente. Aunque  sus pares en el episcopado  y la misma Iglesia Católica Argentina no ha destacado lo suficiente su figura profética en los tiempos difíciles de nuestra Patria.
Un Pastor de su grey y de todos aquellos que a él se acercaron buscando su oído y comprensión. Si otro de sus amigos, el mártir Enrique Angelelli,  acuñó la frase “con un oído en el Evangelio y otro en el pueblo”, él, Vicente Faustino Zazpe, la vivió en plenitud.

Estas líneas que transitarán el testimonio personal quieren ser expresión de afecto a su personalidad y a su cercanía en lo cotidiano: siendo además una figura que cobró relevancia continental por algunos de los hechos que luego detallaremos.

En el año 1979 estaba viviendo en la ciudad de San Francisco, en medio de la pampa gringa. Iban creciendo sus industrias, nacidas de ambientes familiares y que poco a poco sus productos fueron cobrando relevancia nacional e internacional. Pero en ese año se generó una de las tantas crisis que atravesó nuestro país, que me acercó a Monseñor Zazpe. Recuerdo que  el padre de un amigo de barrio y de aventuras evangélicas se tuvo que trasladar a otra ciudad para conseguir trabajo. Ese episodio de desmembramiento familiar, aunque fuese por un periodo determinado, caló hondo en mi corazón. Junto a ese episodio había leído en un diario un artículo titulado “Los pobres en la realidad social, económica y política de la Argentina” que firmado por Gerónimo Dino Martínez terminaba expresando lo siguiente: “En afán de justa correspondencia, desechando prevenciones demagógicas y antagonismo ideológicos –que tango daño han hecho a los argentinos- debemos convenir: Argentina será lo que debe ser, solo cuando a sus pobres se los promueva a dejar de serlo y se los contemple de otra y mejor manera en su realidad política, económica  y social”.
Motivado le escribí una carta a Monseñor Zazpe relatando esa experiencia y el dolor que me producía la situación social que vivía esa familia y muchas otras familias argentinas.
A principios del año 1980 viaje a Buenos Aires para comenzar a transitar el camino de discernimiento en la vida religiosa y me instalé en el Seminario San Francisco Solano que los Misioneros de la Consolata tenían en el barrio de Flores, más precisamente en la calle Fray Cayetano 368.
Por estas cosas de la vida, con nuevas actividades fui olvidando aquella carta enviada. Pero unos meses después recibo un sobre cuyo remitente era Monseñor Zazpe y en su interior la contestación a esa misiva.

Transcribo algunos párrafos de la misma: “Estimado Sergio: Contesto tu carta, que me sorprendió y hasta me emocionó. Agradezco tus palabras y tu afecto. Desde seminarista pensé el Evangelio en orden a la iluminación de las situaciones concretas. Yo fui sacerdote en la Basílica de Santa Rosa de Lima durante ocho años junto al P. Rodolfo Carboni que ejercía un verdadero liderazgo sacerdotal. Con él salíamos a predicar juntos a la plaza Constitución, plaza Italia, Parque Patricios y otros puntos de la ciudad. En el recuerdo te podría mencionar una multitud de episodios que revelan la reacción de la gente ante la predicación callejera. Después incorporamos a muchachos, a hombres y a mujeres a esa predicación que tuve que dejar, cuando me hicieron obispo. Cada vez me convenzo más de la seducción del Evangelio, cuando ilumina las condiciones concretas que viven el hombre de hoy. Desde aquí mis sentimientos de comunión en Cristo y la Sma. Virgen. Su Firma”.

Desde ese momento mantuvimos un intercambio epistolar, donde le iba comentando mis reflexiones sobre la realidad nacional y aquellos primeros e inciertos pasos que iba dando en la vida diaria de una comunidad religiosa. No he conservado los borradores de aquellas cartas que le he enviado, si las que me fueron enviadas por Monseñor Zazpe, por eso transcribiré de cada uno algunos párrafos significativos que hablan de su ser un pastor cercano al hombre del siglo veinte.

“Mi estimado Sergio: Acabo de regresar del Congreso Eucarístico de Chile y he venido impactado por la respuesta del pueblo a la convocatoria del episcopado. Era una multitud desbordante frente al Santuario Nacional de Maipú que, como en Mendoza, pedían la paz y la unidad entre Chile y la Argentina. Creo que las cosas van bien y el diario de hoy anuncia la posibilidad de tener alguna noticia positiva para la fecha navideña. Te encomiendo en mis oraciones y vos no dejes de encomendarme en las tuyas. Su Firma” (Noviembre de 1980).

El 26 de diciembre contesta a mis saludos de su trigésimo aniversario de ordenación sacerdotal diciéndome “No dejes de rezar ya que, a veces, la gente cree que los obispos estamos confirmados en santidad y no es así. Es necesaria la oración del sencillo pueblo de Dios para responder fundamentalmente a las exigencias del Sumo sacerdote Jesús. Con cariño un abrazo. Su firma”.

Con motivo de un nuevo aniversario de su ordenación me contesta: “Cuando se llega a ese aniversario uno debe refugiarse instintivamente en la misericordia del Señor porque si analiza las limitaciones y fallas de tantos años se corre el riesgo de la desesperación y la angustia La certeza de una misericordia desbordante de todo limite es el artículo de fe al cual recurro con frecuencia y sobre todo a medida que se acerca el tiempo de la muerte. Te despido con afecto bendiciéndote”.

Hasta aquí la relación personal a través de epístolas. Pero deseo agregar para dejar algunos elementos que nos muestran a ese Zazpe Pastor y Profeta que en tiempos de violencia tuvo la personalidad de no dejarse amedrentar y venciendo el miedo dio testimonio junto a otros pastores de una vida evangélicamente coherente.

El Papa Pablo VI lo nombra su delegado personal para visitar la diócesis de La Rioja. En esos tiempos, la diócesis pastoreada por Enrique Angelelli, obispo y pastor con una inserción en el pueblo pobre y sufriente, puso en jaque a los poderosos que detentaban el poder en esa provincia cordillerana de nuestro país. Llegaron denuncias a la nunciatura y hasta al mismo Vaticano sobre las “supuestas actividades no acordes con el evangelio” de Angelelli y sus sacerdotes. Zazpe se tomó su tiempo, recorrió la diócesis, conversó con laicos, religiosos, sacerdotes, puso su oído en medio de cerros y chayas para palpar con su corazón el Evangelio que se estaba viviendo allí. 

Como representante personal del Papa pronuncia el 23 de noviembre de 1973 las siguientes palabras: “He recorrido una parte de esta querida diócesis de La Rioja. He visto su fe católica, su amor emocionante a la Iglesia de sus antepasados, de sus héroes, de sus caudillos, de sus indígena…Y he visto con emoción profunda su deseo de pacificación y unidad He constatado su actitud de fidelidad a la iglesia de ayer y a la iglesia de hoy, que desde su esencial continuidad quiere vivir las consignas del Concilio Vaticano II, de Medellín o de San Miguel…, de ser una Iglesia servidora de los pobres. La Iglesia que quiere servir de modo preferencial a los  que carecen, pero sin odiar a los que tienen; de acentuar su presencia entre los pobres, pero sin excluir a los que no tienen la dicha de serlo; de buscar su inspiración en el evangelio y no en la ideologías que lo contradigan. Así es la Iglesia que encontré aquí en la Rioja, por eso puedo afirmar que la pastoral de la Iglesia riojana es la pastoral de la Iglesia Universal. Por eso, al concluir quiero resumir misión. No he venido por mi propia iniciativa: me han enviado; y el que me envió tiene un nombre concreto: Pablo VI…, y las consignas son tan concretas como su nombre: pedir la confianza para con el obispo, porque el Papa se la tiene. El obispo no quiere ni puede servir al pueblo desde una ideología. Aquí no lo hace…, sino que sirve desde el evangelio y en unión con el Papa. Aquí si lo hace”.

Esto marca un apoyo explicito a Enrique Angelelli quién años después, más precisamente el 4 de agosto de 1976, sería asesinado por los esbirros de la dictadura militar, convirtiéndose en esa manera en mártir de la fe en los llanos riojanos.

Otro testimonio lo da el Doctor Alberto Molina que expresa lo siguiente: “Estábamos almorzando cuando la radio anuncia que había sido muerto nuestro hijo mayor; sería alrededor de la una de la tarde. En medio del dolor que nos agobiaba, habían transcurrido quince minutos de la noticia, llama el timbre de la puerta de calle. Era nada menos que monseñor Zazpe, que acababa de enterarse y dejando todo se apresuraba a venir a darnos un abrazo y su bendición para que junto a sus oraciones, nos concediera Dios la paz. Igual actitud adoptó posteriormente en cada oportunidad que sucedió lo mismo con los restantes cuatro hijos. ¿Cómo olvidar este gesto de Pastor en momentos tan difíciles?.

Dos párrafos de sendas cartas enviadas a Rodolfo Molinas, detenido en la Plata:
“Rodolfo Enrique:…Quiera Dios que esta sea verdaderamente la última carta que te escribo, porque sigo teniendo la esperanza de tu liberación antes de fin de año. En la anterior mía, creo que te comente la conversación con el general Liendo sobre los 500 detenidos que recobrarían la libertad. Por aquí siguen pasando permanentemente los muchachos y las chicas que se incorporan a la vida habitual con ciertas dificultades: sobre todo porque encuentran una sociedad que no se moviliza por los grandes valores del hombres y del Evangelio, sino por las vulgaridades y mediocridades más comunes…En lo que hace a la visita de contacto para Navidad se le ha pedido especialmente al almirante Anaya, conceda para Navidad ese permiso. Espero que nos hayan hecho caso”. (22-12-1981).
La misiva del 5 de agosto de 1982 le expresa: “Mi estimado Rodolfo Enrique: Lamento y no comprendo todavía la resolución de la Cámara Federal de Mendoza sobre tu caso. Realmente, la cruz que estas llevando es sumamente pesada. Me imagino que los informes sobre tu peligrosidad deben ser tremendos. Lo lamentable es la fundamentación de los informes secretos sin poder defenderte de las acusaciones. Una buena parte de la juventud sigue en la indiferencia y la pavada, pero algunos sectores manifiestan signos de inquietud socio-política, que quiera Dios, no sean frustradas en sus aspiraciones…”.

El padre Domingo Bresci que fue Secretario General del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo expresa en un esquema de homilía para recordar un aniversario más de la muerte de Zazpe lo siguiente:  

  •  “Habló cuando la mayoría calló.
  •  Crítico cuando la mayoría fue complaciente, se comprometió en una línea pastoral (Medellín-Puebla) cuando la mayoría casi no la tuvo en cuenta.
  • Se interesó por distintas y nuevas experiencias pastorales aunque ello le acarrearía críticas  (de la Jerarquía y del régimen político) y riesgos personales (cárcel): reunión pastoral en Ecuador.
  • Intercedió ante otros Obispos por sacerdotes que él juzgaba injustamente desplazados o descalificados.
  • No temió ser mal visto por visitar a presos políticos o trató de ayudarlos privada y públicamente antes o después de que hubieran cumplido condena”
  • Sobre el tema de Angelelli, Bresci expresa “…sé que realmente él apoyó la gestión de Angelelli en contra de las presiones que había para que se lo criticara y condenara  a Angelelli”.
En el libro “El Jesuita”  hablando sobre la Iglesia y la dictadura, el Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio dice: “Es cierto que algunos obispos se dieron cuenta antes que otros sobre los métodos que usaban con los detenidos. Es verdad que hubo pastores más lúcidos, que se jugaron mucho. Monseñor Zazpe, siendo arzobispo de Santa Fe, fue uno de los primeros que se percató de cómo estaba actuando la dictadura a partir del secuestro y la  salvaje tortura de quien fuera, hasta el golpe, intendente de la capital de la provincia: Adán Noé Campagnolo. Hubo otros también, entre ellos Hesayne, Novak y De Nevares que, enseguida y con fuerza comenzaron a moverse en defensa de los derechos humanos”.

Expresa el reconocido periodista Pedro Sivak en la revista Criterio lo siguiente sobre la figura de Zazpe:
“Hombre de confianza de Pablo VI. El papa Pablo VI guardaba una particular estima por Vicente Zazpe, y fue así que en enero de 1976 lo eligió para predicar ejercicios espirituales en Cuba. El primer encuentro fue en La Habana, dirigido a los obispos de ese país y a los sacerdotes; el segundo, a las religiosas y los seminaristas del Seminario San Carlos.
En agosto de 1976, Zazpe fue invitado por el obispo de Riobamba, Leónidas Proaño, a un Encuentro de Pastoral Indígena en Ecuador, donde participaban obispos, sacerdotes, religiosos y laicos de América latina y los Estados Unidos. La dictadura que gobernaba entonces ese país suspendió el encuentro, calificándolo de subversivo, y los obispos fueron acusados de planificar la caída de los gobiernos dictatoriales de la región. Fueron detenidas 55 personas, de las cuales 17 eran obispos. Se los acusó de marxistas y de participar en una supuesta conspiración política. Cuando los detenidos solicitaron la asistencia de los embajadores y autoridades eclesiásticas, el pedido fue denegado. A las 2.30 de la mañana, indignado, el nuncio Jacob logró que fueran liberados.
A su regreso, Zazpe recibió una nota del presidente del episcopado, cardenal Raúl Primatesta, expresándole su fraternal adhesión. Pero confidentes de Zazpe dijeron que se había sentido triste por la indiferencia que notó en el episcopado. El padre Domingo Bresci comentó: “Lo vi profundamente dolorido, fastidiado y enojado por el vacío que le habían hecho”.

Podría agregar un sinnúmero de testimonios de laicos, sacerdotes, religiosas, diáconos permanentes y de otras personas que no tienen inserción en la Iglesia Católica Argentina, pero deseo terminar este texto con algunos párrafos de las palabras que Zazpe nos dirigió a los jóvenes  el 10 de octubre en el Congreso Mariano Nacional que se celebró en Mendoza en el año 1980. Conservo la grabación en un antiguo cassette y el texto desgravado que me produce una profunda emoción, todavía hoy, al leer y escuchar sus proféticas palabras:

“El Evangelio es vino nuevo que requiere odres nuevos, el Evangelio es género nuevo que exige traje nuevo, el Evangelio es creación, nueva, hombre nuevo, vida nueva, El Evangelio no es remiendo, no es chafaloneria, no es retoque, no es barniz. El Evangelio es desplazar el tener más por el ser más, es reemplazar el consumo por la oblación, el usufructo por el servicio y el placer por el deber. Evangelizar es ubicar valores y derribar antivalores, descubrir la grandeza de la vida y marginar la estupidez de ciertas vidas…el Evangelio exige apertura, imaginación, limpieza, sinceridad y autenticidad”.

Sergio L. R. Dalbessio



ALGUNOS DATOS SOBRE MONSEÑOR ZAZPE:
Monseñor Vicente Faustino Zazpe, nació en Buenos Aires, el 15 de febrero de 1920. Cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Tuvo una actuación destacada como joven laico comprometido de la parroquia de San Francisco Javier en el barrio de Palermo Viejo. Estudió Medicina hasta el tercer año en la Universidad de Buenos Aires y formó parte de Acción Católica en la década de 1940. El 2 de marzo de 1942 ingresó al Seminario Metropolitano de Buenos Aires (en Villa Devoto), donde cursó el itinerario de la formación sacerdotal. Vicente Zazpe fue ungido presbítero el 28 de noviembre de 1948. Fue designado vicario de la basílica de Santa Rosa de Lima, donde tuvo como guía y maestro pastoral el presbítero Rodolfo Carboni, titular de esa parroquia. En la década de 1950 creó y puso en marcha una campaña de predicación callejera que se desarrolló en lugares y paseos porteños como Plaza Italia, Parque de los Patricios y Parque Rivadavia, en la cual promovió la participación de los jóvenes. Además participó en la fundación del Movimiento Familiar Cristiano en la Argentina. Catedral de Rafaela. Vicente Zazpe fue designado como primer obispo de la diócesis en 1961. Fue ordenado obispo el 3 de septiembre de 196. Participó en carácter de padre conciliar de las cuatro sesiones del Concilio Vaticano II, formando parte del bloque de padres progresistas. Finalmente, fue nombrado arzobispo coadjutor del arzobispado de Santa Fe el 3 de agosto de 1968, con derecho a sucesión., el 13 de agosto de 1969 se hizo cargo de la arquidiócesis a la cual dirigió hasta su muerte ocurrida el 24 de enero en 1984.(Wikipedia).

Notas y bibliografía:

  • La “Comisión de Homenaje a Monseñor Zazpe a los 20 años de su muerte” ha editado un excelente material. Son tres tomos donde se pueden encontrar las charlas radiales que desde 1970 daba Zazpe. El título de los mismos es “Habla el Arzobispo” y allí podemos encontrar su pensamiento sobre la realidad Argentina y lo profundo de su teología personal.
  • Los testimonios del P. Bresci y de la Familia Molinas se encuentran en el  libro “Zazpe, La Argentina secreta”, editado por la Fundación Zazpe, en enero de 1989.
  • Don Alberto Molinas, conocido hombre de Santa Fe. Abogado. Director en un tiempo del Servicio Provincial de la Enseñanza Privada. Candidato a Gobernador de la Provincia por la Democracia Cristiana. Cinco hijos suyos y una nuera fueron muertos durante el tiempo de la represión.
  • “El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, sj.”, Rubin, Sergio y Ambrogetti, Francesca; Vergara Editores, Buenos Aires, 2010.
  • Sivak, Pedro. Zazpe, el obispo que habló cuando otros callaban”, Revista Criterio, abril de 2012, se puede leer el artículo completo en www.revistacriterio.com.ar

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