LA PUCHA…que lo parió….en memoria de Carlos Benecke....
El martes a la noche me aprestaba a tomar un coñac cuando
revisando en el celular el “cara de libro” una persona me anoticia del
fallecimiento de Carluncho. No lo podía creer, no podía conectar lo que leía
con la realidad. El día anterior había estado pensando en él, es más había
entrado en su muro para escribirle algo y después pensé: “estará con tantas
ocupaciones y no tendrá tiempo para entrar a escribir, postear o comentar”.
Imágenes, imágenes y más imágenes vienen a la cabeza de
uno. La muerte siempre es injusta. Tiene esas cosas de esquivar y hacerte
quedar pagando, es como un ágil jugador que crees podes sacarle la pelota y
estando al lado tuyo te deja boyando. Pensé en sus hijos, su esposa, en su papá, sus
hermanas, en los seres queridos y todos aquellos amigos y compañeros que
disfrutamos de haberlo conocido.
También la muerte de alguien cercana nos espeja la
propia, la de cada uno, es un espejo donde miramos nuestro rostro y vemos la
finitud de la vida. Como definiera el magistral Milán Kundera: “La insoportable levedad del ser”. En el
ser amado, en el amigo y en el compañero nos vamos un poco todos aquellos que
disfrutamos de su presencia, de sus palabras, de sus gestos.
Después que me vine de San Francisco perdí contacto -por los
vericuetos de la vida- con mis compañeros de curso, de la imborrable XIII
promoción. Por agosto de 2009 después de vencer algunas resistencias me sume a
esta red social, y me apareció un mensaje de Carlos que me preguntaba si yo era
tal persona y me daba algunas características. Él era amigo de Juan Carlos
Gieco y ahí coincidimos. Le dije que sí y comenzamos a intercambiar mensajes
por medio del ciberespacio. Nos quedó la promesa de encontrarnos. En ese tiempo
comenzaba mi regreso a las sierras cordobesas –al Valle de Calamuchita- por
cuestiones familiares y laborales. Ese encuentro prometido muchas veces, nunca
se puede dar. Ya es pasado. Una pena.
Estaba muy feliz el año pasado por de la convocatoria a
encontrarnos todos los compañeros egresados en 1979 del Colegio Sagrado Corazón.
La verdad que siento un dolor de no haber ido. Me queda ese sinsabor de saber
que no podré ver más a Tofito y a Carluncho.
Esto me escribió
él después de ese encuentro de noviembre del año próximo pasado: “Hermoso! Nos juntamos a las 10 en el colegio y lo recorrimos con el Hno.
Antonio Rue y el negro Vignolo. Después fuimos a la casa quinta de Darío
Delfabro, donde comimos una picada criminal y un asadazo.
Ahí ya se había juntado al grupo "Tofito", y nos quedamos hasta
la nochecita, que fuimos con Daniel Asán y Marcelo Arisi a tomar un café,
porque "cuerito" se volvía para Rosario.”.
Hace tiempo había inaugurado un espacio que se llamaba “La
peña de los jueves”, allí ponía diversos temas y también lo había
abierto a que sus amigos sumaran los suyos.
Desde hace años que voy diciendo que la muerte es Pascua.
Es Pascua cuando podemos pasar por el corazón todo aquello que nos ha quedado
del ser que ya no está con nosotros. Zarandeamos todo lo vivido y nos va
quedando lo más lindo: palabras, gestos, actitudes, fiestas, momentos. A todo
eso lo llamamos Pascua, porque pasamos la felicidad vivida por nuestro corazón
y lo convertimos en Resurrección. Ahí el ser amado se convierte en Vida. No es
ciencia, es Misterio. El misterio se cree o se deja, no hay explicación ante
esa palabra tan grande, pero que habita en lo profundo de nuestro espíritu.
Justamente quiero rescatar y cerrar esta memoria de
Carluncho con palabras suyas que me escribió a propósito del fallecimiento de
un familiar suyo: “Y el cura estuvo muy bien en sus
palabras durante la ceremonia...Me parece que bien que se muestre humanidad en
estos momentos que son tan dolorosamente humanos, aunque a veces unos los
espera cuando llegan uno se enfrenta a un misterio que nos duele siempre, en
especial a los chicos. Siempre vivirlo con la mayor naturalidad posible y
haciendo "fiesta" de los momentos, palabras y gestos que hemos
compartido con el ser querido. Siempre digo que la muerte es un paso más en la
vida, como nacemos y lloramos porque venimos de estar bien en el vientre
materno y pasamos a un mundo desconocido, así creo que será el paso de aquí a
un lugar que viviremos transformados e iluminados. El tiempo de estar aquí es
es el que tenemos que vivir, ni más ni menos.”.
Carluncho un abrazo “al” Carlitos Miretti, “al” Claudio
Ferrario, “al” Manuel Amali, “al”
Norberto Bertini, “al” Sergio Amantini, “al” Danielito Mari, “al” Juan
Carlos Gieco, “al” Tofito Sufía…con toda esa gente linda estarás, seguramente
esperándonos a nosotros.
Allí dándole a la raqueta de tenis, preparando un fuego
para compartir algo a las brasas, escuchando música y debatiendo de las cosas
lindas de la vida para siempre….
Hasta el reencuentro, fuimos compañeros en el colegio y
después de años cultivamos la amistad purificada por el paso del tiempo, que
nos ayudan a madurar y a vivir las cosas con más sabiduría.
Un abrazo Carluncho…
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